El cielo estaba despejado y los dorados rayos del sol iluminaban la tierra. La hierba verde se movía con la brisa; las flores estaban florecidas; los pájaros trinando, iban de árbol en árbol. Era realmente una mañana hermosa, Tian Lu, con sus auriculares puestos en sus oídos, escuchaba himnos mientras barría el piso. Estaba barriendo frente al escritorio, ella se quitó los auriculares y los dejó sobre el escritorio, ella miró la imagen del Señor Jesús que estaba en la pared. Entonces sus ojos se llenaron de lágrimas, tal cantidad de pensamientos surgieron en su mente que eran imposible de contar… En tantos años de creencia y servicio al Señor, Tian Lu siempre creyó que el Señor Jesús era el Hijo de Dios. Porque la Biblia dice: “Después de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se abrieron, y él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía sobre El. Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado en qu