Antes de crear nuestra propia familia, cada uno de nosotros soñamos con un matrimonio feliz en el cual, marido y mujer se respetan y se adoran. Este sueño es hermoso aunque la realidad sea decepcionante. Mi historia es un ejemplo de esto. Hubo un tiempo en el que mi matrimonio no era tan armonioso como yo hubiese querido. Mi esposo y yo solíamos pelearnos por banalidades que implican los labores del hogar o incluso nuestros modos de vida. Nuestro amor se vio afectado por la trivialidad de nuestra vida, tal como dice la canción: “difícil es enamorarse pero más difícil es llevarse bien”.