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Testimonios | Ser honesto me da la felicidad
Recientemente, he estado buscando un trabajo a tiempo parcial. Vi un anuncio en Internet y pensé que los elementos de trabajo, el salario y todos los demás aspectos eran buenos. Luego contacté al gerente de la empresa y pedir una cita para tener una entrevista al día siguiente en la empresa.
Al día siguiente, una señora de 40 años también vino a solicitar este trabajo. Pensé: La señora parece más madura y estable que yo, y probablemente el gerente la contratará y me rechazará. Así que no pude evitar sentirme preocupada en mi corazón. Más tarde, el gerente nos pidió que fuéramos a su oficina y nos dijo: “Ahora he abierto una página web y se podrá contratar la persona que pueda imprimir la página”. Terminando de decir esto, salió de la oficina. Al mirar la página en el ordenador, me sentí muy nerviosa: puedo hacer algo fácil, como crear gráficos o archivos, pero no puedo imprimir documentos desde un ordenador. En comparación, ¿no es obvio que voy a perder? Parece que esa señora será empleada y yo no tendré esperanza. Como se esperaba, ella logró hacer eso por fin.
Poco después, el gerente entró a la oficina y vio el documento, y en vez de preguntar quién lo imprimió, comenzó a hablar sobre el salario. Esa señora dijo que quería un salario de 1.500 RMB por mes y el gerente dijo: “Este es solo un trabajo a tiempo parcial. Usted está pidiendo demasiado”. Pero el tono de esa señora era muy duro y no dejaba lugar para la negociación, por lo que el gerente directamente la dejó volver para esperar una respuesta.
Después de su partida, la primera pregunta que me hizo el gerente fue si imprimí el documento. Pensé: el gerente no me preguntó frente a la señora. Parece que el gerente podría pensar que soy yo quien imprimió esto al principio y ¡ahora solo quiere confirmarlo! Pero ahora, ¿voy a decir que lo imprimí o hablaré con honestidad? Dudé sobre esto: si digo que soy yo quien lo imprimió, entonces este trabajo estará en la bolsa para mí, pero si digo la verdad, entonces no será mío. Fue durante la lucha que pensé las palabras de Dios: “Sé una persona sincera en vez de alguien siempre astuto y taimado. (Aquí os pido de nuevo que seáis personas sinceras)”. Dios nos pide que seamos personas honestas; A Él no le gusta el hombre malicioso. Pensé: si digo mentiras para obtener el trabajo, ¿no estoy mintiendo y haciendo trampa? Mediante el uso de mentiras para defraudar la confianza del administrador, incluso si “gano” este trabajo, no me sentiré “gloriosa”. Lo más importante es que soy cristiana, y que ser una persona honesta y decir la verdad es un requisito de Dios para los cristianos. No puedo vender el principio de ser humano para proteger mi beneficio personal, y además no puedo avergonzar a Dios por esto. Debería vivir la imagen honesta de los cristianos para glorificar y testificar a Dios. Luego, en secreto, determiné que, tanto si conseguía el trabajo como si no, estaría dispuesta a renunciar a mi egoísmo para decir la verdad y ser una persona honesta. No importa cuál sea el resultado, estaba dispuesta a confiarlo a Dios y someterme a Su soberanía.
En este momento, le respondí tranquilamente al gerente: “No, no lo hice. Es esa señora quien lo hizo”. El gerente me miró sorprendido y suspiró: “Eres muy honesta y confío en ti. ¡Son pocos los jóvenes de hoy como usted! Tan pronto como viniste aquí, te mostré mis favores a primera vista. ¡Ahora parece que hice una elección correcta!” Lo que el gerente dijo fue completamente más allá de lo que había anticipado. Nunca podría haber pensado que todavía estaría empleada después de decir la verdad. Más tarde, el gerente me familiarizó con el flujo de trabajo y me dijo que practicara más en casa y trabajara aquí formalmente en dos días.
Con entusiasmo le agradecí a Dios en mi corazón. Hablar honestamente no solo no me permitió perder el trabajo, sino que también me dio la oportunidad de trabajar. Realmente aprecié que si vivimos de acuerdo con los requisitos de Dios, nos sentiremos con paz en nuestros corazones. ¡Esta ganancia no es meramente una bendición material, sino la alegría del alma y la confianza de otros después de decir la verdad! ¡Gracias a Dios por guiarme a experimentar la alegría de ser una persona honesta!
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