Hace 2000 años, los seguidores del Señor le preguntaron: “Cuál será la señal de tu venida y de la consumación de este siglo?” (Mateo 24:3). El Señor Jesús respondió: “ Y habréis de oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos. Pero todo esto es solo el comienzo de dolores ” (Mateo 24:6-8). Hoy en día, cada vez tienen lugar más desastres en todo el planeta. Se suceden terremotos, epidemias, hambrunas, guerras e inundaciones. A finales de 2019 surgió un nuevo tipo de coronavirus en Wuhan, China. Su velocidad de transmisión es alarmante: en apenas unos meses aparecieron casos en todo el país y China se sumió inmediatamente en el caos. Multitud de provincias, municipios y aldeas están siendo puestos sucesivamente en cuarentena conforme el número de muertes continúa aumentando. Además, el