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Capítulo 46: El verdadero amor de Dios por la humanidad

                Capítulo 46: El verdadero amor de Dios por la humanidad
Dios Todopoderoso dice :
En lo que respecta a entender la esencia de Cristo, un aspecto es ser capaz de diferenciar entre el cuerpo encarnado y la humanidad; además, las personas que entienden la esencia de Cristo tienen mayor capacidad de estar seguras sobre el Dios encarnado y de creer que Él existe verdaderamente, que no es un profeta, un apóstol ni un revelador y, sobre todo, que no es una persona de rango inferior enviada aquí por Dios.
En su lugar, Él es Dios encarnado, es el Cristo, y es Dios mismo. Aunque la carne es uno más entre las personas, es una persona normal con esencia divina. La esencia de Cristo se comprende cuando se entiende el carácter de Dios, cuando se experimenta Su obra, y se comen y beben Sus palabras. El resultado de entender la esencia del cuerpo encarnado es que permite a las personas determinar la verdad de que Dios está realmente encarnado, y que esta carne es realmente Dios. Sólo así pueden las personas establecer una fe verdadera en Dios y alcanzar una sumisión y un amor verdaderos. Sólo cuando se logra este resultado se puede demostrar que se posee un entendimiento de la esencia de Dios.

Ahora, las personas no tienen un entendimiento de Cristo; se limitan a leer las palabras de Dios y a reconocer que hay un Espíritu, y piensan que [a] si las palabras son correctas, por supuesto que el Espíritu también lo es. Desprecian la carne y no saben cuál es su origen ni cómo se relaciona con el Espíritu. Muchas personas creen que el cometido de la carne es, tan sólo, expresar palabras, que Su única utilidad es hablar y obrar. Ese es Su ministerio. El Dios encarnado habla cuando es movido, y después de hablar, no tiene nada que hacer, como si fuera un altavoz. Si esto es así, no están reconociendo el cuerpo encarnado ni al Cristo; sólo lo reconocen como un profeta. Algunas personas incluso piensan: “Cristo es una persona. Independientemente de cuál sea la esencia del cuerpo encarnado, o del carácter que exprese, Él no puede representar por completo al Dios en el cielo ni al Señor de la creación, quien controla todas las cosas en el universo. Como Él es el Dios encarnado y el Dios del cielo que desciende a la tierra, ¿por qué, cuando se le pregunta, desconoce cómo se crearon los cielos y la tierra, y todas las cosas? ¿Por qué no hay milagros sobrenaturales? Si Él tiene autoridad, ¿por qué no destruye al gran dragón rojo?”. Las personas que argumentan esto no entienden las cosas espirituales ni el significado de la encarnación y, sobre todo, no entienden cuál es el ámbito de gestión de la obra durante la encarnación, el objetivo de la salvación, lo que se expresa, y lo que las personas deberían entender. La esencia de la encarnación es la esencia de Dios; puede representar a Dios en la realización de cualquier cosa; es Dios Mismo y puede hacer cualquier cosa que desee. Sin embargo, al adoptar la carne esta vez, Él lleva a cabo la última etapa de la obra en el ámbito de la gestión; no tiene nada que ver con controlarlo todo ni con tener jurisdicción sobre diversos reinos; no implica nada de esto y, por tanto, lo que deberías entender son las cosas con las que las personas pueden tener contacto y las que pueden entender en esta etapa de la obra. Es decir, necesitan entender la esencia de esta etapa de la obra y la expresión de lo que Él tiene y es, así como de Su carácter. ¿Acaso lo que Cristo expresa es la esencia de Dios? ¿Es el carácter de Dios? Por supuesto que lo es. ¿Es completo? Yo os digo que no lo es; tan sólo es lo que las personas pueden ver con sus propios ojos, aquello con lo que las personas pueden establecer contacto, y lo que las personas pueden entender en su corazón durante el tiempo de la encarnación; no es completo, sino sólo la obra que debe hacerse, supuestamente, según el plan de Dios.
Pongamos un ejemplo que las personas puedan entender con facilidad respecto a la encarnación: Dios se dividió y descendió a la tierra. ¿Acaso está el Espíritu de Dios en otras partes? Sí. Él lo controla todo en el universo y sólo hay un Dios en control. Dios es omnipotente y, ahora, desciende a la tierra encarnado, a diferencia de cómo imaginan las personas: que Él adopta la carne y se limita a obrar en la tierra, sin preocuparse de ninguna otra obra. En el pasado, Yo he preguntado a algunas personas: ¿Sigue habiendo un Dios en el cielo ahora que Dios ha descendido a la tierra encarnado? Su reflexión es que como sólo hay un Dios, no hay Dios en el cielo. De nuevo se equivocan. Dios lo controla todo en el universo, Él es Espíritu; Él viene ahora a la tierra, pero sigue a cargo de los asuntos celestiales, y también obra en la tierra. ¿Se marcha Su Espíritu de vez en cuando? Algunas personas ponderan: quizás tenga que marcharse; tal vez en ocasiones la carne no sepa nada; cuando Su carne vive con normalidad, el Espíritu se marcha y regresa de nuevo cuando llega el momento de hablar; mientras duerme, es posible que el Espíritu esté ocupado con otras cosas, y que vuelva cuando Él se despierta, y habla y obra junto a la carne. Si no hay obra, mientras Él come, el Espíritu encuentra el momento de ir y hacer otra cosa, y la carne se puede comportar como un humano normal. Muchas personas piensan así. Incluso hay quienes se preocupan: No sé cómo se distribuye el dinero de Dios; ¿puede darlo en privado a otras personas para que lo usen? Los pensamientos de las personas son realmente complicados. Estas personas albergan pensamientos malvados; ¿cómo pueden buscar la verdad? Después de todo, entender a Dios —tanto si se trata de entender la esencia del cuerpo encarnado, como de entender el carácter de Dios— nunca es muy fácil; es decir, sólo intentas entender las cosas que eres capaz de experimentar, y aquellas con las que eres capaz de entrar en contacto durante el tiempo de la obra del Dios encarnado. No pienses a la ligera en las cosas con las que no puedes entrar en contacto. Por ejemplo: después de que se marche el Dios encarnado, ¿en qué forma volverá a aparecer para obrar de nuevo? ¿Descenderá a la tierra y se encontrará con nosotros? Si el cuerpo encarnado quisiera realmente manifestar un milagro ahora, y se lo pidiera al Padre en el cielo y al Espíritu, ¿haría el Espíritu algo? Puede que algunas personas hayan pensado sobre estos asuntos. ¿No maldijo Jesús a la higuera en ese tiempo? La higuera se secó al instante. ¿Es capaz el Dios de hoy de alcanzar este nivel? Algunas personas afirman: “El Dios encarnado es normal y práctico, y Él no hace cosas sobrenaturales”. Otras argumentan: “¿No hace Él cosas sobrenaturales? Si Él tuviera la esencia de Dios, ¿por qué no son útiles Sus palabras?”. En la actualidad, la mayoría de las personas se centran en estos asuntos externos; estas cosas no implican de manera fundamental la esencia de Cristo ni entenderlas resulta realmente útil. Algunas cosas no requieren tu entendimiento y, cuando llegue el momento de que entiendas, lo harás; independientemente de que entiendas o no estas cosas, no tienen el más mínimo impacto en la creencia de las personas en el Dios encarnado, en su fe en Cristo, o en ser seguidores de Cristo. Podrías saber, pero seguirías sin incrementar en absoluto tu fe. ¿Qué han obtenido las personas de los profetas del pasado que manifestaban milagros? Al margen del número de milagros que fueran capaces de realizar dichos profetas, ellos no son Dios. Si Él tiene la esencia de Dios, pero no realiza milagros, sigue siendo Dios; si Él tiene la esencia de Dios, pero no manifiesta milagros, no significa que Él sea incapaz de manifestarlos. Hay beneficios en que vosotros busquéis entender la esencia de Dios ahora; es la única senda correcta para creer en Dios. Necesitáis saber que, durante la obra en el tiempo de la encarnación, las cosas con las que las personas son más capaces de entrar en contacto, y lo que más son capaces de ver, es lo que Dios tiene y es, así como Su esencia y Su carácter. Ésta es la oportunidad de oro para conocer a Dios. El entendimiento de las acciones y el carácter de Dios, de los cuales hablaron las personas en el pasado, no era fácil de obtener, porque las personas no podían tener contacto con Dios. Inicialmente, Moisés entendía a Jehová y vio algunas de Sus acciones. ¿Cuánto entendimiento práctico tenía? ¿Uno superior al de las personas de hoy? ¿Uno más práctico que el de las personas actuales? Por supuesto que no. Cuando Jehová obraba en aquel momento, Sus acciones se revelaron abundantemente en Israel; muchas personas vieron cómo Jehová hacía milagros y hasta hubo quien vio la espalda de Jehová. Muchas personas también vieron ángeles, pero, al final, ¿cuántas personas conocieron a Dios? ¡Demasiado pocas! Prácticamente no hubo en realidad quién conociera a Dios. Sólo las personas de los últimos días entienden lo suficiente a Dios porque experimentan Su obra durante el tiempo de Su encarnación, porque todo se les dice a las personas cara a cara: el propósito de la obra que Yo hago, Mi voluntad, Mi actitud hacia la humanidad, así como la situación y la esencia de la humanidad, que es corrupta. Sólo por medio de estas cosas pueden ver las personas que Dios siempre ha sido esta clase de Dios, Su voluntad siempre ha sido así hacia la humanidad, Dios siempre ha tenido esta clase de carácter y Sus acciones siempre han sido así de maravillosas; Su sabiduría siempre ha sido así de profunda, Su misericordia sobre la humanidad así de real, y esta vez se ha experimentado de un modo real. Él permite que experimentes que Su amor y tolerancia por la humanidad ciertamente no tienen límite. Su voluntad de salvar personas se materializa toda en Su obra y Sus palabras, y Él permite que las personas las experimenten de verdad. Por tanto, tu entendimiento de la esencia del cuerpo encarnado procede del tiempo de la encarnación. Salvo para este período de tiempo, tu entendimiento no será práctico. Después de que Su obra acabe y Él se marche, si dices que yo seguiré experimentando la obra de Dios, esto no será tan real como lo es en la actualidad, porque ahora tus ojos pueden ver, y puedes sentirlo realmente; además, siempre se ha hecho así, cara a cara, y las personas lo han experimentado gradualmente, de forma personal. Lo que Pedro experimentó en aquel momento no fue tan real como lo que las personas experimentan hoy día. Inicialmente, durante el tiempo en el que Jesús obró en la tierra de Judea, Pedro siguió y experimentó algunas cosas, pero era algo superficial; a fin de cuentas, su estatura era pequeña en ese momento; después de partir Jesús, él reflexionó, probó detenidamente, y fue capaz de sentir algunas cosas. En ese tiempo, Jesús también expresó algo de lo que Dios tiene y es: Su compasión, Su misericordia, Su salvación para la humanidad, Su tolerancia y Su gracia sin límite para la humanidad; en ese tiempo, las personas fueron capaces de experimentar algunas de estas cosas. Más adelante, lo que las personas experimentaban no era tan profundo como lo que esas mismas personas probaron durante aquel tiempo. Además, durante el periodo en que el Espíritu Santo conmovió a las personas y éstas sintieron la voluntad de Dios en oración, lo que experimentaron fue vago. En ocasiones, no lo sintieron con claridad, y nadie se atrevía a confirmar si lo habían entendido correctamente o no. Al final, Pedro fue a la cárcel y esas personas lo rescataron; pero, en realidad, el propósito de Jesús en aquel momento era permitir que fuera crucificado como último testamento. Cuando su camino llegó a su fin, Dios le permitió dar testimonio de esta manera y tener un buen destino final. Esta fue la senda de Pedro. Inicialmente, cuando Pedro llegó al final de su senda, no entendió el verdadero propósito de Jesús. Solamente lo supo después de que Él se lo contara. Por tanto, si quieres entender la esencia de Dios, el tiempo más beneficioso para que entiendas es el de Su encarnación. Puedes ver y sentir, escuchar y oír, y sentir profundamente al respecto. Cuando acabe la obra durante la encarnación, si sigues experimentando cómo obra el Espíritu Santo, y reflexionas, no será así de profundo; en cualquier caso, tu entendimiento será superficial. En ese tiempo, Él sólo refinará el carácter corrupto de las personas y, después de refinarlas, ellas serán capaces de entender más verdades, de usar las verdades obtenidas como un fundamento para sus vidas, y para cambiar ellas mismas en su interior. Independientemente de cómo ames a Dios, cuando llegue el momento, el entendimiento que tienes de Él no habrá progresado tanto, y esto no es tan beneficioso como entender a Dios durante el tiempo de la encarnación. Durante ese tiempo, muchas personas ven, pero no entienden; oyen, pero no saben. Dios ama y tolera mucho a las personas, pero estas no son capaces de sentirlo. ¡Las personas son tan insensibles! Sólo poseerán algo de entendimiento y empezarán a caminar por la senda correcta cuando la obra de Dios haya terminado.
¿Qué es la esencia de Cristo? La esencia de Cristo es el amor por la humanidad; con respecto a quienes lo siguen, es amor ilimitado. Si Él no tiene amor o misericordia, las personas no serían capaces de seguirlo hasta el tiempo presente. Algunas personas dicen: “Entonces ¿no sigue siendo justo Dios?”. ¡Sí! Es correcto que Él sigue siendo justo, pero desde la perspectiva de Su carácter, Su justicia es odio hacia la corrupción y la maldad de la humanidad. ¿Y si Él tuviera meramente justicia y no amor? ¿Y si el amor no pudiera superar a la justicia? Se podría decirse que la humanidad estaría acabada. Por tanto, os hablo con franqueza; es decir, en la obra que Dios hace para la humanidad, durante el tiempo de Su encarnación, Su esencia más aparente y prominente es el amor, la tolerancia ilimitada. De no ser amor, sino que Dios destruyera a las personas como vosotros imagináis; al hablar destrucción, las personas serían destruidas, y al hablar de odio por las personas, serían castigadas, malditas, juzgadas, y escarmentadas, ¡sería muy grave! Si Él se enojara con las personas, ellas temerían y temblarían, y no serían capaces de mantenerse en pie ante los ojos de Dios... Esto no es más que un método para expresar el carácter de Dios y, al final, Su propósito sigue siendo la salvación. Su amor discurre por todas las revelaciones de Su carácter. Reflexionad sobre esto: durante la obra en el tiempo de la encarnación, lo que más se ha revelado para las personas es el amor. ¿Qué es la paciencia? La paciencia es tener piedad, porque contiene amor, y Su propósito sigue siendo salvar a las personas. Dios es capaz de tener piedad de las personas, porque tiene amor. Del mismo modo que si hay amor verdadero entre un marido y su esposa, ellos no miran las deficiencias y los errores del otro. Si fueras provocado a ira, seguirías siendo capaz de ser paciente. Todo se establece sobre el fundamento del amor. ¿Qué ocurre si Él fuera odioso? Su actitud, Su expresión y el resultado no serían como son. Si Dios sólo sintiera odio e ira, y sólo hubiera juicio y castigo, sin amor, la situación no sería la que veis ahora ni estaríais en buenas situaciones. ¿Os proveería Él la verdad? Las personas serían malditas después de ser castigadas y juzgadas, y después sufrirían calamidades, como contraer una enfermedad, desarrollar úlceras, sarna, perder el pelo, perder la cabeza, quedarse ciego, tener los labios desgastados, perder las orejas, y perder los talones, etc. Las personas estarían completamente acabadas. Aunque no murieran de inmediato, estarían enfermas, lisiadas, locas y ciegas; los espíritus malignos y los espectros inmundos las pisotearían... No se estaría en la situación actual. Por tanto, os digo que habéis disfrutado de mucho amor, tolerancia, misericordia y compasión. Sin embargo, las personas dan esto por hecho, y piensan: Dios debería ser así con las personas; Él también tiene justicia e ira, ¡y lo hemos disfrutado mucho! ¿De verdad lo has disfrutado? Si hubiera sido así realmente, estarías acabado. ¿Cómo seguiría estando esta humanidad ahora? El odio, la ira y la justicia de Dios se expresan sobre la base de la salvación de este grupo de personas. El amor y la misericordia, así como la enorme paciencia, también están contenidos en estos caracteres. Este odio conlleva el sentido de no tener otra opción, ¡incluye una preocupación y una anticipación sin límites por la humanidad! El odio de Dios va dirigido contra la corrupción de la humanidad, contra la rebeldía y los pecados de la humanidad; es unilateral, y está establecido sobre la base del amor. Sólo puede haber odio cuando hay amor. El odio de Dios hacia la humanidad es diferente de Su odio hacia Satanás, porque Dios salva a las personas, y no a Satanás. El carácter justo de Dios siempre ha existido; Él siempre ha tenido ira, justicia y juicio. Estos no sólo tuvieron lugar cuando se expresaron hacia la humanidad. De hecho, Dios tenía este carácter antes de que la humanidad lo viera. Las personas sólo supieron del mismo cuando lo experimentaron; la justicia de Dios ha sido realmente así. De hecho, independientemente de si Él es justo o majestuoso, o de si expresa furia, Él salva a las personas y lleva a cabo todo Su plan de gestión por amor. Algunas personas preguntan: “Entonces, ¿cuánto amor?”. No es la cantidad de amor que Él tiene, sino que Él tiene un cien por cien de amor. Si tuviera menos amor, la humanidad no se salvaría. Dios ha ofrecido todo Su amor a las personas. ¿Por qué adopta la carne? Se ha dicho con anterioridad que Dios no dudó en pagar todo el precio para salvar a la humanidad. La encarnación incluye un amor completo, y esto os permite ver que la humanidad se rebela contra Dios hasta el extremo, los hombres ya han alcanzado la condición en la que no pueden salvarse; por tanto, Dios no tuvo más alternativa que hacerse carne y entregarse a sí mismo para la humanidad. Dios ha ofrecido todo Su amor. Si Él no hubiera amado a la humanidad, en modo alguno se habría encarnado. Dios puede hacer que el trueno retumbe y expresar así directamente Su majestad y Su ira, y la humanidad se postraría en tierra; Él no tendría necesidad alguna de hacerse la carne, erogar tanto esfuerzo, pagar un precio tan grande y sufrir una humillación tan enorme. Éste es un ejemplo obvio. Él prefería sufrir, ser humillado, abandonado y perseguido, para salvar a la humanidad. Seguía prefiriendo venir a esta clase de entorno para salvarla. ¿No es esto amor? Si sólo hubiera justicia y odio ilimitados por la humanidad, Él no habría adoptado la carne para hacer la obra; Dios podría haber esperado hasta que la humanidad fuera extremadamente corrupta, haberla destruido, y todo se habría acabado. Dios se hizo carne para salvar a una humanidad corrupta en extremo, porque la ama y Su amor por ella es tremendo. Mientras experimentan los juicios y los castigos de Dios, muchas personas llegan a entender su propia naturaleza, y dicen: “Todo se ha acabado; no puedo ser salvo”. ¡Puedes saber que de verdad Dios es considerablemente paciente y amoroso cuando pienses que no puedes ser salvo! Sin el amor de Dios, ¿qué pueden hacer las personas? La naturaleza humana es así, pero Dios os sigue hablando, y responde sin dilación cada vez que hacéis una pregunta. Tiene mucho temor de que no entendáis, que las personas caminen por sendas desviadas y se vayan a los extremos. ¡Seguís sin entender cuán grande es el amor que Dios tiene por vosotros!
Justo ahora, muchas personas observan. ¿Por qué se ha demorado el Dios encarnado y no se ha marchado justo después de terminar la obra? ¿Acaso podría quedar otro paso en la obra? ¿Por qué no se apresura a abordar el siguiente paso? En esto hay, por supuesto, un sentido. Después de que Él haya dicho tantas cosas, ¿cuáles son los resultados reales obtenidos en las personas? Las personas se limitan a escuchar y recordar en su corazón, pero no han entrado mucho. Sus transformaciones tampoco son tan aparentes. Con respecto a vuestra situación actual, no tenéis claras muchas verdades, y entrar en la realidad es básicamente inimaginable. Decidme: Dios encarnado ha hablado muchas palabras durante Su obra; ¿cuál es Su propósito? ¿Cuál es el resultado final? Si Él iniciara el siguiente paso de la obra, abandonara a estas personas y no se preocupara por ellas, la obra quedaría inacabada. Durante la encarnación, ésta debe constar de dos pasos completos. Por ejemplo, Jesús vino en la Era de la Gracia, y desde Su nacimiento hasta Su crucifixión y ascensión al cielo transcurrieron, en total, treinta y tres años y medio. En base a una duración de vida normal, no fue mucho tiempo; sin embargo, según el tiempo que Dios estuvo en la tierra, ¡no fue un período corto! ¡Los treinta y tres años y medio fueron bastante atormentadores! Dios no es hombre, y descendió a la tierra para relacionarse con la humanidad corrupta durante treinta y tres años y medio; fue un asunto doloroso. Independientemente de si las personas fueron buenas o malas con Él, o de si tuvo un lugar para vivir —dejamos todo eso a un lado—, incluso si Su carne no sufrió un dolor demasiado grande, vivir junto a la humanidad era doloroso para Él, ¡porque no eran de la misma clase! Pongamos un ejemplo: si una persona viviera con un cerdo todo el día, después de un rato, se sentiría extremadamente molesta, porque no son de la misma especie; las personas y los cerdos no tienen un lenguaje en común, ¡cómo no iba a ser doloroso! Un marido y una esposa que no son de un mismo corazón y mente no se gustarán cuando convivan. El que Dios estuviera encarnado en la tierra, durante treinta y tres años y medio, es muy doloroso en sí mismo y, además, ni una sola persona podía entenderlo. Las personas incluso llegan a pensar: “El Dios encarnado puede hacer y decir lo que Él quiera. Muchas personas lo siguen. ¿Qué dolor sufre Él? Es sólo que no tiene un lugar donde vivir, que Su carne sufre algún dolor, que Él asume algún dolor, ¡pero esto no cuenta como algo demasiado amargo!”. Se puede decir que las personas pueden asumir este dolor y resistirlo. El cuerpo encarnado no es una excepción, y Él también es capaz de soportarlo; por tanto, no cuenta como un gran sufrimiento. Y lo que es más importante, el dolor que Él sufre radica en que vive con personas extremadamente corruptas, y pasa por toda clase de burla, desprecio, juicio y condenación. El diablo también lo persigue, y los círculos religiosos lo rechazan y se oponen a Él. ¡Nadie puede compensar este dolor en Su corazón! Estas cosas son dolorosas. Él salva a la humanidad corrupta por medio de una paciencia extrema; Él ama a las personas con un corazón magullado. Esta es la obra más dolorosa. La resistencia feroz de la humanidad, sus condenaciones y difamaciones, sus falsas acusaciones, sus persecuciones, su cacería y matanza provocan que la carne de Dios se enfrente a peligros extremos al hacer esta obra. Él sufre estos dolores, ¿pero quién puede entenderlo y consolarlo? La humanidad sólo tiene un poco de entusiasmo y quejas, lo tratan con negatividad y lo ignoran. ¿Cómo no va a sufrir por ello? El dolor que Su corazón padece es demasiado grande. ¿Pueden compensar los simples beneficios materiales que Él disfruta el daño que la humanidad le provoca? ¿Piensas que comer y vestir bien es la felicidad? ¡Esta perspectiva es demasiado ridícula! El Señor Jesús obró en la tierra y vivió durante treinta y tres años y medio. Sólo tuvo alivio después de ser crucificado, morir, resucitar y aparecerse a la humanidad durante cuarenta días, y concluyó así los dolorosos años de vida entre la humanidad. Sin embargo, el corazón de Dios siempre ha sufrido esta misma clase de dolor, porque le preocupa el destino de la humanidad. Nadie puede entender ni soportar este dolor. El Señor Jesús fue crucificado y cargó con los pecados de todas las personas. Su sangre preciosa les proporciona la base sobre la cual pueden ser salvos; Él usó Su sangre preciosa para redimir a la humanidad de las garras de Satanás; sólo después de completar toda Su obra de redención se puso fin a Su vida de sufrimiento sobre la tierra. Después de terminar toda la obra, Él no se retrasó un solo día, y simplemente se apareció a las personas, y les permitió a todas que supieran que Dios ha completado realmente la redención, que Él terminó la obra, y acabó el plan de Su encarnación. Si hubiera quedado incluso un poco de obra por completar, Él no se habría marchado. Durante la Era de la Gracia, Jesús dijo con frecuencia: Sólo que el tiempo aún no ha llegado. “El tiempo aún no ha llegado”, significa que la obra no ha llegado a su fin; es decir, la obra de la encarnación no es como las personas imaginan, en donde Él va de aquí para allá, habla y considera la situación de la vida en la iglesia y, después de haber dicho todo lo necesario, ya no le queda nada más que hacer. Después de que el cuerpo encarnado complete Su obra, después de haber dicho tantas palabras, Él tiene que seguir esperando el resultado final, los efectos de Sus palabras, para ver la semejanza de la humanidad una vez haya recibido la salvación. ¿No es esto natural y correcto? Él ha puesto todos Sus esfuerzos en esta obra. ¿Podría Él dejarlo todo atrás? Él tiene que seguir vigilando hasta el final, y esperar hasta después a que se produzcan los frutos antes de poder relajarse y pasar al siguiente paso de la obra; sólo Dios mismo puede cumplir Su propio plan de gestión y Su obra. Cómo serán, al final, la humanidad y las personas salvadas, cuántas personas se conformarán a Su voluntad, cuántas personas lo amarán realmente, cómo serán Sus seguidores, cuántas personas lo conocen y lo aman de verdad, cuántas se dedican a Él, cuántas lo adoran sinceramente; ¿acaso no deberían tener un resultado todas estas cosas? No es como las personas piensan: cuando Dios haya terminado de obrar en la tierra, ¡debería reposar, esperar y disfrutar! ¡Qué maravilloso! ¡Qué bien no tener preocupaciones! Yo te digo: ¡la espera es más insoportable y no está exenta de preocupación! Algunas personas no lo entienden y piensan: si Dios completó Su obra y no tiene nada más que decir, ¿se ha marchado entonces Su Espíritu? Algunas personas preguntan: “Después de que el Dios encarnado complete la obra y termine de hablar, ¿está bien si Él no espera?”. No está bien. Él tiene un ámbito en el que contiene Su obra durante la encarnación. No es como las personas creen, que no haya nada que hacer una vez concluida la obra, y que el Espíritu vigila en solitario. No es así. También hay algunas cosas que requieren la ayuda de la encarnación y de las que ésta se debe ocupar. Las personas no pueden sustituirla; éste es el significado de que Dios se haga carne para realizar la obra. ¿Lo entiendes? Con anterioridad he hablado enojado con algunas personas, y les he dicho: “Relacionarse con vosotros es demasiado doloroso”. Algunas personas han contestado: “Si no estás dispuesto a estar con nosotros, ¿por qué sigues esperando?”. ¡Esto es amor! ¿Sería Él capaz de ser paciente hasta ahora si no sintiera amor? En ocasiones, Él está enojado y profiere algunas palabras airadas, pero no por ello obra menos ni se salta un paso de la obra. Él no escatima nada de la obra que debe hacer ni ninguna palabra que deba pronunciar. Él hace y dice lo que se supone que debe hacer y decir. Algunas personas preguntan: “¿Por qué dice Dios hoy menos, en comparación a cuando decía mucho en el pasado?”. Porque los pasos de la obra ya se han completado, y en esta última etapa sólo hay que esperar. Yo sólo hago algo de obra complementaria y me he preocupado lo suficiente. ¿Por qué no está tan bien Mi cuerpo en este período del último tiempo? Se puede decir que esto tiene un significado. Con el fin de asumir algo del dolor y de las enfermedades de la humanidad, el cuerpo encarnado sufre algo de dolor. Todo esto forma, en realidad, parte de una etapa. La obra que no debería hacerse se restringe por medio de las enfermedades de la carne, y no se permite que se lleve a cabo. Cuando llegue el tiempo, la carne debe sufrir algo de dolor. Si no hubiera restricciones demasiado grandes, siempre habría algo más que Él hubiera querido decir a la humanidad, y algo más con lo que Él hubiera querido ayudar a los hombres, porque Él está haciendo la obra de salvación. Si el entorno de estos dos años lo permitiera, o si Mi cuerpo fuera mucho más fuerte de lo que es ahora, Yo habría ido a todas partes, y habría visitado a todas las iglesias. Sin embargo, Mi cuerpo está imposibilitado y no me lo permite, por lo que sólo puedo descansar; y cuando sobrevenga un gran problema, sólo es necesario pronunciar algunas palabras y proveer alguna dirección. Desde el principio, todo lo que la obra del cuerpo encarnado ha revelado es amor, la esencia de Su obra es el amor; Él ha ofrecido Su todo, Su totalidad a la humanidad.
Notas al pie:
a. El texto original omite “y piensan que”

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Capítulo 46: El verdadero amor de Dios por la humanidad



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