Películas Evangélicas | ¿Cómo salva Dios a la humanidad y nos conduce a un maravilloso destino?
¡Hola, amigos y espectadores! Gracias por ver la emisión en directo de la Iglesia de Dios Todopoderoso.
Todos sabemos que, en el principio, Adán y Eva vivían en el huerto del Edén, donde disfrutaban del cuidado y la protección de Dios y de una vida feliz. Cuando Satanás los tentó y corrompió, perdieron la gloria de Dios y comenzaron a vivir en la oscuridad y el dolor. Durante milenios, nosotros, como seres humanos, hemos sido cada vez más malvados y depravados debido a la corrupción y el daño de Satanás. Vivimos inmersos en el mal y luchamos amargamente… Sin embargo, Dios jamás nos ha abandonado. Ha estado llevando a cabo Su obra para salvar a la humanidad siguiendo un plan, por pasos. Dios dice: “Yo soy la única salvación de la humanidad. Soy la única esperanza de la humanidad y, aún más, Yo soy Aquel sobre quien descansa la existencia de toda la humanidad”. ¿Queréis saber cómo salva Dios a la humanidad de la influencia de Satanás y la lleva a un maravilloso destino? Este programa os revelará la respuesta. ¡Acompañadnos!
1 Vídeo de himnos de la palabra de Dios: La existencia de toda la humanidad depende de Dios
2 Escena de película evangélica: Sólo Dios puede salvar a la humanidad y liberarnos del dolor
3 himno de la iglesia: El amor de Dios ha derretido mi corazón
4 Vídeo de las palabras de Dios Todopoderoso: Restaurar la vida normal del hombre y llevarlo a un destino maravilloso (Parte 1)
5 Vídeo de himnos de la palabra de Dios: Puesto que Dios es quien salva al hombre, por completo lo salvará
6 Vídeo de las palabras de Dios Todopoderoso: Restaurar la vida normal del hombre y llevarlo a un destino maravilloso (Parte 2)
Dios Todopoderoso dice :"Dios no siente malicia hacia las criaturas y sólo desea derrotar a Satanás. Toda Su obra —ya sea de castigo o de juicio— está dirigida a Satanás; se lleva a cabo por el bien de la salvación de la humanidad, todo es para derrotar a Satanás y tiene un solo objetivo: ¡librar batalla contra este hasta el final! ¡Y Dios no descansará jamás hasta haber sido victorioso sobre Satanás! Sólo descansará cuando lo haya derrotado. Como toda la obra realizada por Dios está dirigida contra Satanás, y como todos los que han sido corrompidos por Satanás están bajo el control de su campo de acción y viven bajo el campo de acción de este, sin pelear en contra de él y sin romper con él, Satanás no soltará a estas personas y ellas no podrían ser ganadas. Si esto fuera así, demostraría que Satanás no ha sido derrotado, que no ha sido vencido. Por tanto, en el plan de gestión de 6.000 años de Dios, durante la primera etapa realizó la obra de la ley; durante la segunda fase se ocupó de la obra de la Era de la Gracia, es decir, la obra de la crucifixión, y en la tercera parte hizo la obra de conquistar a la humanidad. Toda esta obra va dirigida al grado en que Satanás ha corrompido a la humanidad; todo es para derrotarle y ni una sola de las etapas tiene otro fin que este. La esencia de la obra de gestión de los 6.000 años es la batalla contra el gran dragón rojo, y la obra de gestionar a la humanidad también es la obra de derrotar a Satanás y de pelear con él. Dios ha peleado durante 6.000 años y, por tanto, ha obrado durante ese mismo tiempo, para llevar finalmente al hombre a la nueva esfera. Cuando Satanás sea derrotado, el hombre será liberado por completo. ¿No es esta la dirección de la obra de Dios hoy? Esta es precisamente la dirección de la obra de hoy: la liberación completa del hombre y su puesta en libertad, para que deje de estar sujeto a ninguna norma y que no se vea limitado por ninguna atadura ni restricción. Toda esta obra se realiza de acuerdo con vuestra estatura y según vuestras necesidades; esto significa que se os provee todo lo que podíais llevar a cabo. No se trata de “hacer que un pato se suba a una percha” o de obligaros a hacer cosas que trasciendan vuestra capacidad, sino que toda esta obra se realiza según vuestras necesidades reales. Cada fase de la obra es según las reales necesidades y requisitos del hombre, y es para derrotar a Satanás. De hecho, en el principio no había barreras entre el Creador y Sus criaturas. Todas ellas fueron causadas por Satanás. El hombre se ha vuelto incapaz de ver o tocar nada por culpa del trastorno de Satanás y su corrupción. El hombre es la víctima, el que ha sido engañado. Una vez derrotado Satanás, las criaturas contemplarán al Creador y Él las mirará y podrá conducirlas personalmente. Esta es la única vida que el hombre debería llevar en la tierra. Por tanto, la obra de Dios es principalmente para derrotar a Satanás, y una vez que haya ocurrido esto, todo estará resuelto. Has visto que hoy, el que Dios venga en medio del hombre tiene en realidad razón de ser. No es para pasarse cada día buscando defectos en vosotros, para decir esto o aquello, o sencillamente permitir que veáis cómo es Él y cómo habla y vive. Dios no se ha encarnado para dejar, meramente, que le miréis, para abrir vuestros ojos o para que oigáis los misterios de los que Él ha hablado y los siete sellos que Él ha abierto. En su lugar, ha venido en carne para derrotar a Satanás. Ha venido encarnado personalmente entre los hombres para salvar al hombre, para luchar contra Satanás, y esta es la relevancia de Su encarnación. De no ser para vencer a Satanás, no haría esta obra personalmente. Dios ha venido a la tierra para llevar a cabo Su obra en medio del hombre, aparecerse de forma personal a este y permitir que le contemple; ¿es este un asunto menor? ¡Es realmente importante! Dios no ha venido, como el hombre imagina, para que los seres humanos puedan mirarle, entender que Dios es real y no algo impreciso o vano, y que Dios es noble, pero también humilde. ¿Podría ser tan sencillo? Precisamente porque Satanás ha corrompido la carne del hombre y al ser este a quien Dios pretende salvar, Él tiene que adoptar forma de carne para librar batalla contra Satanás y pastorear personalmente al ser humano. Sólo esto es beneficioso para Su obra. Las dos formas encarnadas de Dios han existido con el fin de derrotar a Satanás, y también para salvar mejor al hombre. Esto se debe a que quien le libra batalla a Satanás sólo puede ser Dios, ya sea Su Espíritu o la carne de Dios encarnado. En resumen, los ángeles no pueden ser quienes luchen contra Satanás y mucho menos el hombre, que ha sido corrompido por Satanás. Los ángeles son impotentes para hacerlo y el ser humano lo es aún más. Por ello, si Dios desea formar la vida del hombre, si quiere venir personalmente a la tierra para obrar al hombre, debe venir Él mismo en carne, es decir, debe revestirse de carne y, con Su identidad inherente y la obra que debe hacer, venir en medio del hombre y salvarlo de forma personal. De no ser así, si fuera el Espíritu de Dios o el hombre quienes llevaran a cabo esta obra, la batalla no lograría nunca su efecto ni acabaría jamás. Sólo cuando Dios se hace carne y va Él mismo a librar batalla contra Satanás, en medio de los hombres, el ser humano tiene una posibilidad de salvación. Además, sólo entonces se avergüenza Satanás y queda sin oportunidades que explotar o planes que ejecutar. La obra realizada por el Dios encarnado es inalcanzable para el Espíritu de Dios, y ningún hombre carnal puede llevarla a cabo en Su nombre, porque la obra que Él hace es en beneficio de la vida del hombre y para cambiar el carácter corrupto del hombre. Si este tuviera que participar en esta batalla, sólo huiría en desbandada y sería sencillamente incapaz de cambiar su carácter corrupto. No tendría capacidad de salvar al hombre de la cruz ni de conquistar a toda la humanidad rebelde; sólo podría realizar un poco de la vieja obra según el principio u otra obra no relacionada con la derrota de Satanás. ¿Para qué molestarse, pues? ¿Cuál es la relevancia de una obra que no puede ganar a la humanidad, y mucho menos derrotar a Satanás? Y así, la batalla contra este sólo puede ser llevada a cabo por Dios mismo, y es sencillamente imposible que el hombre la haga. El deber del hombre consiste en obedecer y seguir, porque no es capaz de realizar la obra de apertura de una nueva época y, además, tampoco puede hacer la obra de pelear contra Satanás. El hombre sólo puede satisfacer al Creador bajo el liderazgo de Dios mismo, por medio del cual es derrotado Satanás; esto es lo único que el hombre puede hacer. Por eso, cada vez que empieza una nueva batalla, es decir, cada vez que empieza la obra de la nueva era, es Dios mismo quien la realiza personalmente; a través de ella, dirige toda la era y abre un nuevo camino para toda la humanidad. El alba de cada nueva era es un nuevo inicio en la batalla con Satanás, por medio de la cual el hombre entra a una esfera más nueva y más hermosa y en una nueva era que Dios dirige personalmente. El hombre es el amo de todas las cosas, pero los que han sido ganados se convertirán en los frutos de todas las batallas con Satanás. Este es el corruptor de todas las cosas, el perdedor al final de todas las batallas, y también es aquel que será castigado después de ellas. Entre Dios, el hombre y Satanás, sólo este último es quien será detestado y rechazado. Los que fueron ganados por Satanás, y no son recuperados por Dios, se convierten mientras tanto en aquellos que reciben el castigo en nombre de Satanás. De estos tres, sólo Dios debería se adorado por todas las cosas. Los que fueron corrompidos por Satanás, pero son retomados por Dios y siguen Su camino, se convertirán en aquellos que recibirán la promesa divina y juzgarán a los malos por Dios. Él será victorioso, con toda seguridad, y Satanás será derrotado, con toda seguridad; sin embargo, entre el hombre hay aquellos que ganarán y los que perderán; aquellos que ganen pertenecerán al Vencedor, y aquellos que pierdan pertenecerán al perdedor, esta es la clasificación de cada uno según su especie, es el resultado final de toda la obra de Dios, es también el objetivo de toda Su obra y nunca cambiará. El núcleo central de la obra principal del plan de gestión de Dios se centra en la salvación del hombre, y Él se hace carne principalmente por el bien de este asunto central, por el bien de esta obra y para derrotar a Satanás. La primera vez que Dios se hizo carne también fue para vencer a Satanás: se hizo carne personalmente y fue clavado en persona en la cruz para completar la obra de la primera batalla, que era la de la redención de la humanidad. Del mismo modo, esta etapa de obra también la realiza Dios mismo; se ha hecho carne para realizar Su obra entre el hombre, para hablar personalmente Su palabra y permitir que el hombre le vea. Es, por supuesto, inevitable que haga alguna otra obra por el camino, pero la razón principal por la que lleva a cabo Su obra, de forma personal, es para derrotar a Satanás, conquistar a toda la humanidad y ganar a esas personas. Por tanto, la obra de la encarnación de Dios es realmente importante. Si Su propósito sólo fuera mostrarle al hombre que Dios es humilde y está escondido, y que Dios es práctico, si sólo fuera por hacer esta obra, no tendría necesidad de hacerse carne. Aunque Dios no se encarnara, podría revelarle directamente al hombre Su humildad y que está escondido, Su grandeza y Su santidad, pero tales cosas no tienen nada que ver con la obra de gestionar a la humanidad. Son incapaces de salvar al hombre o hacerlo completo, y mucho menos pueden derrotar a Satanás. Si la derrota de este sólo implicara que el Espíritu librara batalla contra un espíritu, dicha obra tendría incluso menos valor práctico; sería incapaz de ganar al hombre y arruinaría el sino y las perspectivas del hombre. Como tal, la obra de Dios hoy es de profunda relevancia. No sólo es para que el hombre pueda verle ni para que los ojos de este puedan ser abiertos, o para conmoverlo un poco y proporcionarle aliento; una obra así no tiene relevancia. Si sólo puedes hablar de esta clase de conocimiento, esto demuestra que no conoces la verdadera relevancia de la encarnación de Dios." ("La Palabra manifestada en carne")
Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso
Imagen de la Iglesia de Dios Todopoderoso |
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