Por Chen Hui, provincia de Jiangsu Crecí en una familia normal en China. Mi padre era militar y, como me había moldeado e influido desde temprana edad, llegué a creer que la vocación y el deber de un soldado eran servir a la patria, obedecer órdenes y actuar desinteresadamente en nombre del Partido Comunista y el pueblo. Yo también decidí hacerme soldado y seguir los pasos de mi padre. Sin embargo, conforme pasó el tiempo y ocurrieron ciertos acontecimientos, el curso de mi vida y la orientación de mis objetivos variaron paulatinamente. En 1983 conocí el evangelio del Señor Jesús. La guía especial del Espíritu Santo hizo que alguien como yo, intoxicada por el ateísmo y la ideología comunista china desde temprana edad, se sintiera hondamente conmovida por el amor del Señor Jesús. Tras conocer el evangelio, emprendí una vida de fe en Dios: empecé a ir a la iglesia, a orar y a cantar himnos de alabanza al Señor. Esta nueva vida me aportó gran serenidad y paz. En 1999 acepté el evangeli...