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Volver a la vida desde el borde de la muerte

Por Yang Mei, China
En 2007 de repente enfermé de insuficiencia renal crónica. Al oir la noticia, mi madre y mi cuñada cristianas y algunos amigos católicos vinieron a predicarme el evangelio. Todos me dijeron que sólo tenía que volverme hacia el Señor y que mi enfermedad se curaría. Pero para nada creía en Dios. Pensaba que la enfermedad sólo se podía curar mediante un tratamiento médico científico y que cualquier enfermedad que no se pudiera curar con la ciencia era incurable. Después de todo, ¿había algún poder en la tierra mayor que el poder de la ciencia? La fe en Dios era sólo una forma de muleta psicológica y yo era una honorable maestra de escuela estatal, una persona que era educada y culta, por lo que no había manera de que empezara a creer en Dios. Así que los rechacé y comencé a buscar un tratamiento médico. En unos pocos años estuve en prácticamente todos los hospitales grandes de mi condado y por toda la provincia, pero mi condición no mejoró. De hecho, estaba empeorando, pero me aferré tercamente a mi propia manera de ver la situación e insistí en que la ciencia podía cambiar cualquier cosa y que curar la enfermedad era un proceso que llevaba tiempo.
En 2010, una hermana de la Iglesia de Dios Todopoderoso vino a predicarme el evangelio del reino de Dios. Me dijo que el Señor Jesús había regresado al mundo terrenal para hacer una nueva obra, que implicaba hacer públicas verdades para juzgar y purificar a las personas. Esta era una etapa de la obra de Dios diseñada para salvar completamente a la humanidad y también era la última oportunidad de la humanidad de ser salvada por Dios. Todavía no estaba dispuesta a aceptar todo esto, pero debido a todos los fracasos y a la frustración que había encontrado en los últimos años buscando un tratamiento médico, mi actitud no fue tan inflexible como lo había sido antes y acepté recibir un libro de las palabras de Dios de la hermana. Pero, en ese momento, ciertamente no creía que las palabras de ese libro fueran verdades expresadas por Dios. Seguía afirmando que sólo la ciencia podía cambiar mi destino y, por consiguiente, seguí creyendo que sólo las medicinas podían mejorar mi condición. Llegó un punto en que eran más las medicinas que los alimentos que ingería y, sin embargo, mi condición no mejoró un ápice. Perdí la cuenta de la cantidad de veces que la hermana vino a mi casa pero seguí negándome a creer en Dios. Esto duró aproximadamente un año.
Pero un día, de la nada, mi visión en ambos ojos se volvió borrosa y las piernas se me entumecieron tanto que no podía caminar. Los médicos dijeron que los síntomas eran consecuencia de una intoxicación por medicamentos por todos los años de tomar grandes cantidades de medicinas. Primero pasé una semana en el hospital del condado, luego fui trasladada a un hospital militar en Beijing, donde me trataron durante un mes. Finalmente terminé en un conocido hospital en Beijing para recibir tratamiento de medicina tradicional china. Pero estos 2 meses de tratamientos no mejoraron mi cuadro para nada. Mi médico principal incluso le pidió al anterior jefe jubilado del departamento de neurología del hospital que viniera a verme, pero no hubo la más mínima mejoría en mi condición. Luego escuché a mi futura nuera mencionar a un médico en Yunnan que era famoso por ser capaz de tratar cuadros difíciles y complicados como el mío. Después de varias vicisitudes, me las arreglé para que me llevaran ahí en silla de ruedas. Pero después de recibir tratamiento durante casi un mes, no sólo mi cuadro no mejoró, sino que los medicamentos que estaba tomando para la vista y las piernas en realidad empeoraron mi enfermedad renal. Al sentir que no podían ayudarme y con gran malestar, decidí ir a casa. Después de eso renuncié a todos los tratamientos y medicinas para la vista y las piernas para cuidarme los riñones.
Durante ese periodo sentí que no había absolutamente ninguna esperanza para mí. A menudo pensaba en que había puesto toda mi fe en la ciencia, pero esta había demostrado ser terriblemente ineficaz en el tratamiento de mi enfermedad. Después de que se destruyó cualquier esperanza que tenía de que la ciencia pudiera curarme, me sentí sumamente deprimida y tuve una crisis nerviosa total. No tenía idea de cómo iba a seguir con la vida. Inmersa en el dolor y el sufrimiento, a menudo me perdía en pensamientos como estos: “¿Por qué tengo tantas enfermedades y por qué no se pueden tratar con medicinas? Creía en la ciencia y confiaba en ella e hice todo lo posible para buscar el mejor tratamiento y, sin embargo, nada funcionó. De hecho, mi condición sólo empeoró. ¿Podría ser que la ciencia realmente no me puede salvar? ¿Podría ser que realmente existe un Dios en este mundo? ¿Está el destino de cada persona realmente en las manos de Dios?”. Sin importar cuánto pensara en estas cuestiones, no podía conseguir ninguna respuesta. Durante ese periodo viví con gran dolor y sufrimiento todos los días y cada vez que pensaba que era una inválida inútil, lloraba cuando nadie me veía. Sentía que estaba involucrando demasiado a mi familia y ya no quería ser una carga para ellos. En más de una ocasión quise terminar con mi vida pero tenía miedo a la muerte. Así que sólo tomé cada día como venía y esperé a que la muerte me llegara…
Un día mi esposo vio el libro que la hermana de la Iglesia de Dios Todopoderoso me había dejado y lo abrió. Vio el siguiente encabezado, “¿Sabías que Dios ha hecho algo grande entre los hombres?” lo que atrajo su atención de inmediato. Así que me leyó en voz alta el siguiente pasaje: “La obra de Dios es algo que no puedes comprender. Si no puedes comprender si tu decisión es correcta ni saber si la obra de Dios puede tener éxito, entonces por qué no probar tu suerte y ver si este hombre corriente es de gran ayuda para ti, y si Dios ha llevado a cabo una gran obra” (“La Palabra manifestada en carne”). ¡Este breve pasaje fue como una sacudida a mi corazón! Especialmente la parte “entonces por qué no probar tu suerte” que me volvía a la mente todo el tiempo. Era como un rayo que brillaba sobre mi corazón desolado y parecía que podía ver una luz de esperanza de seguir viva. Con urgencia hice que mi esposo leyera en voz alta otros 2 pasajes de las palabras de Dios que contenían verdades acerca de que Dios usa Su palabra para juzgar y purificar a las personas y transformar su carácter de vida. Todo esto era completamente nuevo para mí, y aunque realmente no entendía el significado completo de lo que se estaba diciendo, podía sentir en mi corazón que estas enseñanzas eran diferentes del evangelio del Señor Jesús que había oído de otras personas. En su mayoría me habían hablado sobre cómo obtener la gracia y que todo lo que tenía que hacer era creer en Dios y que mi enfermedad se curaría, lo cual no creía. Pero las palabras de Dios Todopoderoso parecían mucho más prácticas y cuantas más oía, más quería oír.
Después de eso le pedí a mi esposo que me leyera todos los días algunas de las palabras de Dios. En el libro decía que las personas religiosas creen en Dios pero no lo conocen y hasta se resisten a Él, y que a menudo cometen pecados durante el día y los confiesan a la noche. Esto me resultó aún más convincente porque mi madre y dos de mis cuñadas eran cristianas y la forma en que vivían era justo como las palabras de Dios la describían. Realmente cometían pecados y luego los confesaban y luego los cometían otra vez. Ahí fue cuando tuve un despertar espiritual: ¿es realmente esta la voz de Dios? Si no es Dios, entonces ¿cómo es que el autor conoce tan bien el mundo religioso? Los incrédulos no lo entienden, los grandes y famosos tampoco tienen idea e incluso las mismas personas religiosas no se dan cuenta de que creen en Dios pero que también lo resisten. Cuanto más lo pensaba, más sentía que las palabras en el libro no eran cosas que las personas pudieran expresar y que probablemente eran las declaraciones de la encarnación de Dios en el mundo terrenal.
Sólo unos pocos días después la hermana que originalmente me había predicado el evangelio del reino de Dios Todopoderoso se enteró de que había vuelto a casa después de estar en el hospital y vino a mi casa, acompañada por otra hermana, a predicarme el evangelio otra vez. Esta vez percibí la voz de mi conciencia que me decía: “Ya soy un inválida, pero las hermanas no me han abandonado con rechazo e incluso han venido a predicarme el evangelio una y otra vez. Esto es algo que las personas comunes y corrientes no serían capaces de hacer. Cualquier otra persona se habría olvidado de mí hace mucho tiempo”. En mi mente quedaba muy claro que este tipo de amor debe haber venido de Dios, ya que nunca se puede encontrar en el mundo terrenal. Como dice el dicho: “Un amigo necesitado es un amigo de verdad” y ese día experimenté esto profundamente. Que mi familia se quedara a mi lado era algo que no podían evitar, pero tener a estas personas que no tenían parentesco conmigo, que no tenían motivos ocultos ni condiciones, que vinieran regularmente durante más de un año a predicarme el evangelio, molestarse por una inválida como yo, ¡mostraba cuán asombrosas eran realmente su fe, su amor y su paciencia! En verdad fui conmovida por el amor de Dios y desde ese momento ya no tuve razón para rechazar Su evangelio. Como resultado, mi esposo y yo aceptamos la obra de Dios de los últimos días.
En junio de 2011 mi esposo y yo comenzamos formalmente nuestra vida en la Iglesia de Dios Todopoderoso. Debido a que mi vista no es lo suficientemente buena como para permitirme leer, mi esposo por lo general me leía en voz alta las palabras de Dios y, durante las reuniones de la iglesia, los hermanos y hermanas también me leían las palabras de Dios. A veces, cuando estaba sola, también escuchaba himnos. Después encontré la razón de mi enfermedad y sufrimiento en las palabras de Dios: “¿De dónde procede el dolor del nacimiento, la muerte, la enfermedad y la vejez presentes a lo largo de la vida de los humanos? ¿Qué causó que comenzaran las personas a tener estas cosas? Los humanos no las tenían cuando fueron creados en el principio, ¿verdad? Entonces, ¿de dónde vinieron? Estas cosas llegaron después de que los humanos fueran tentados por Satanás y su carne se volviera degenerada. El dolor de la carne, sus aflicciones y su vacío, así como las extremadamente miserables desdichas del mundo humano; todo sobrevino después de que el hombre fuera corrompido por Satanás, cuando Satanás empezó a atormentar a la gente. El resultado fue que se volvieron cada vez más degenerados. Las enfermedades de la humanidad se volvieron más y más profundas, y el sufrimiento se fue agravando. Cada vez más gente sentía el vacío y la tragedia del mundo humano, así como la incapacidad de seguir viviendo en él, y sentían cada vez menos esperanza para el mundo. Todo esto vino después de la corrupción de Satanás. Así, este sufrimiento recayó sobre los humanos por parte de Satanás, y solo llegó después de que hubieran sido corrompidos por Satanás y se hubieran vuelto unos degenerados. Esta es la razón por la que sigue siendo posible que padezcas enfermedades, problemas, que tengas pensamientos suicidas y que, en ocasiones, también sientas la desolación del mundo o que la vida no tiene sentido. Esto quiere decir que este sufrimiento sigue estando bajo el control de Satanás; esta es una debilidad fatal del hombre” (‘Lo que significa que Dios experimente el dolor del mundo’ en “Registros de las pláticas de Cristo”). Las palabras de Dios son certeras al describir cómo sufrí tanto con el dolor de la enfermedad que perdí toda la voluntad de vivir y quise terminar con mi vida. Pero las palabras de Dios decían que todo ese dolor de la enfermedad y el sufrimiento se debían a los caminos perjudiciales de Satanás. Al principio no entendí realmente por qué Dios decía estas cosas, pero después de leer más de las palabras de Dios poco a poco llegué a entender estas verdades.
Una tarde mi esposo me estaba leyendo las palabras de Dios como de costumbre y oí estas palabras de Dios: “Desde que el hombre tuvo ciencias sociales por primera vez, la ciencia y el conocimiento ocuparon su mente. Después, estos pasaron a ser herramientas para gobernar a la humanidad, y ya no hubo espacio suficiente para que el hombre adorara a Dios ni más condiciones favorables para Su adoración. La posición de Dios se hundió aún más abajo en el corazón del hombre. Un mundo dentro del corazón del hombre, sin un lugar para Dios, es oscuro, vacío sin esperanza. […] Ciencia, conocimiento, libertad, democracia, ocio, comodidad, todas estas cosas no son sino un consuelo temporal. Incluso teniendo esto, el hombre pecará inevitablemente y se quejará de las injusticias de la sociedad. Estas cosas no pueden refrenar el anhelo y el deseo del hombre por explorar. Porque la humanidad fue creada por Dios, y sus sacrificios y sus exploraciones sin sentido sólo pueden llevarla a una angustia mayor. El hombre existirá en un estado constante de miedo, no sabrá cómo afrontar el futuro de la humanidad ni cómo hacer frente a la senda que tiene por delante. El hombre incluso llegará a temer a la ciencia y al conocimiento, y más aún al sentimiento de vacío dentro de sí” (‘Dios preside el destino de toda la humanidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). Fue cuando oí estas palabras que finalmente entendí porqué Dios dijo que todas las enfermedades y el sufrimiento de la humanidad se originan en Satanás: Satanás usa el conocimiento y la ciencia para corrompernos. Satanás nos llena con sus ideas absurdas, tales como: “Los humanos evolucionaron de los simios”. “There has never been any Savior,” “El conocimiento puede cambiar el destino de las personas”, “Tu destino está en tus propias manos”, “La ciencia salva a las personas” y “Man can conquer nature”. Satanás le ha lavado el cerebro a la humanidad con estas filosofías, reglas, ideas y nociones. Estas han ocupado el corazón y el alma de las personas y las obligan a tener una fe ciega en el conocimiento y a adorar a la ciencia. Las personas tienen la ilusión de que pueden cambiar su destino con el conocimiento o emplear la ciencia para resolver cualquier problema difícil. Han tomado las ideas absurdas de Satanás para formar la base de sus vidas y, por consiguiente, han sido tomadas prisioneras, atadas y restringidas por Satanás. Han comenzado a negar todo lo que proviene de Dios, a alejarse del cuidado y la protección de Dios. Satanás las manipula como un titiritero que juega con sus títeres y yo sólo fui una entre muchos millones que fueron perjudicados de esta manera. Cuando estaba enferma confiaba en la ciencia para tratarme; creía en la ciencia y la adoraba ciegamente. Realmente pensé que los especialistas de los hospitales famosos, con sus técnicas avanzadas y sus modernas instalaciones médicas, podrían curar mi enfermedad. Pero no sólo mi condición no mejoró sino que, de hecho, terminé al borde de la muerte. Las únicas cosas que me trajo la ciencia fueron una esperanza infundada y una dolor irremediable. La ciencia me hizo no creer en Dios y así, una y otra vez, me rebelé contra Él, lo resistí y rechacé Su salvación. Pero aunque fui rebelde, Dios nunca perdió la esperanza de mi salvación y desde entonces ha usado Sus palabras para guiarme: poco a poco, Él ha despertado este corazón mío que había sido sofocado por el conocimiento y la ciencia. Yo, una persona que alguna vez estuvo cerca de la muerte, ahora ha venido ante Dios y ha obtenido Su salvación.
Mi esposo siguió leyéndome las palabras de Dios todos los días y un día escuché estas palabras de Dios: “Dios creó este mundo, creó a esta humanidad, y además fue el arquitecto de la antigua cultura griega y la civilización humana. Sólo Dios consuela a esta humanidad, y sólo Él cuida de ella noche y día. El desarrollo y el progreso humanos son inseparables de la soberanía de Dios, y la historia y el futuro de la humanidad son inextricables de los designios de Dios. […] Si esta desea tener un buen destino, si un país desea un buen destino, entonces el hombre debe postrarse a Dios para adorarlo, arrepentirse y confesar delante de Él, si no, la suerte y el destino del hombre acabarán inevitablemente en catástrofe” (‘Dios preside el destino de toda la humanidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). Al escuchar este pasaje me di cuenta de que el destino de todos está en manos de Dios y que Dios es la fuente de la vida humana. Sólo al ir ante Dios, seguirlo y adorarlo, las personas pueden tener buenos destinos. Si las personas se alejan de Dios, se resisten a Él y lo abandonan y, en cambio, confían en Satanás, entonces eso es como entregarse ellas mismas a Satanás. Como resultado, serán perjudicadas y pisoteadas por Satanás y experimentarán desastres interminables y sufrimiento sin límites. Así es como las personas se hacen daño y provocan su propia caída. En ese momento, me di cuenta lo tonta, ciega y digna de lástima que había sido. Vi que todas mis opiniones sobre el conocimiento y la ciencia eran sólo veneno, simples herramientas con las que Satanás me corrompía. Todos estos años fui envenenada por el diablo y ahora me arrepentía enormemente. Desde el fondo de mi corazón, añoré sinceramente a Dios. Estaba dispuesta a actuar como el pueblo de Nínive, como lo cuenta la Biblia. Quería tirarme al suelo delante de Dios y confesar y arrepentirme. Quería dejar atrás todos mis malos caminos y aceptar la guía y el sustento que Dios proveía. Quería seguir a Dios y adorarle, por lo que activamente solicité a la iglesia que me asignaran el deber de servir de anfitriona para las reuniones. En mis interacciones con los hermanos y hermanas nadie me despreciaba ni me denigraba por mi enfermedad. De hecho, me brindaron una gran cantidad de ayuda y apoyo y siempre sentí que estaba rodeada de su amor sincero.
Después de que pasó algún tiempo, mi enfermedad no mejoraba, así que empecé a hacerle reclamos a Dios y le pedí que me ayudara a mejorar. Pero las hermanas me compartieron esto: “Dios es el Creador de todas las cosas y nosotros somos los creados, así que no importa cómo Dios nos trate, tenemos que aceptar Sus orquestaciones y disposiciones. Si le pedimos cosas a Dios, solo estamos mostrando nuestra irracionalidad. Curar enfermedades, exorcizar demonios y hacer milagros fueron parte de la obra de Dios durante la Era de la Gracia, pero ahora estamos en la Era del Reino y la principal obra de Dios ahora es lograr todo mediante Sus palabras, usar palabras para purificar y transformar el carácter corrupto de las personas. Dios quiere convertirnos en personas que lo obedezcan, que le sean leales, lo conozcan y lo amen para que Él pueda llevar a un grupo de tales personas a la siguiente era. Lo que Dios quiere es el amor y la obediencia que las personas muestran naturalmente una vez que han llegado a conocer a Dios. Él no quiere que la gente lo siga por gratitud por haber sanado sus enfermedades. Como dicen las palabras de Dios: ‘Las personas creen que cuando Dios salva al hombre lo hace tocándolo y haciendo que le entregue su corazón a través de Sus bendiciones y Su gracia. Es decir, tocar al hombre es salvarlo. La salvación como esta es la salvación en la que se está haciendo un intercambio. Solo cuando Dios le dé cien, el hombre llegará a someterse ante el nombre de Dios y luchará por hacer el bien para Dios y darle gloria. Esta no es la voluntad de Dios para la humanidad. Dios ha venido para obrar en la tierra con el fin de salvar a la humanidad corrupta, no hay falsedad en esto; si no, Él ciertamente no vendría a hacer Su obra en persona. En el pasado, Su medio de salvación fue mostrando el máximo amor y compasión, tal que le dio Su todo a Satanás a cambio de toda la humanidad. Hoy nada es como en el pasado: hoy, vuestra salvación ocurre en el tiempo de los últimos días, durante la clasificación de cada uno de acuerdo a su especie; el medio de vuestra salvación no es amor ni compasión, sino castigo y juicio con el fin de que el hombre pueda ser salvado plenamente’ (‘Debes dejar de lado las bendiciones del estatus y entender la voluntad de Dios para traer la salvación al hombre’ en “La Palabra manifestada en carne”). Así que debemos analizar y entender que estamos motivados por el deseo de recibir bendiciones y que nuestra relación con Dios es transaccional. Debemos leer más de las palabras de Dios e implementarlas en nuestras vidas, aceptar el juicio y castigo en las palabras de Dios, aceptar el trato, la poda, las pruebas y los refinamientos e intentar alcanzar la purificación y la transformación de nuestro carácter corrupto. Que tu enfermedad mejore o no está en manos de Dios, y debemos someternos a sus orquestaciones y disposiciones”.
Después de la enseñanza de las hermanas llegué a entender que no es suficiente sólo disfrutar la gracia de Dios para cambiar nuestro carácter satánico. Sólo al aceptar el juicio y castigo de Dios de los últimos días nos podemos librar de nuestro carácter corrupto, regresar a la conciencia y al razonamiento y, así, alcanzar la salvación de Dios y llegar a ser compatibles con Su voluntad. Todos aquellos cristianos que no aceptan la obra de Dios de los últimos días bien podrían obtener la abundante gracia de Dios, pero aún viven en un ciclo de cometer pecados y luego confesarlos. Eso se debe a que su carácter corrupto no ha sido purificado, así que van de aquí para allá y se esfuerzan para obtener las bendiciones y la gracia de Dios. En otras palabras, quieren hacer un trato con Dios y eso significa que nunca obtendrán Su aprobación. Después de que entendí la voluntad de Dios, dejé de pedirle que curara mi enfermedad y más bien hice el firme compromiso de creer en Dios y adorarlo, sin importar qué tan bien o mal me sintiera. Me comprometí a llevar a cabo mis deberes como uno de los creados, a buscar verdades y a tratar de conocer más a Dios de forma más sincera, a librarme de mi carácter corrupto y a vivir como un verdadero ser humano con el fin de satisfacer a Dios. Una vez que comencé a poner todo esto en práctica, sentí una gran liberación en mi corazón y ya no me sentí atada ni restringida por el dolor de mi enfermedad ni le tuve tanto miedo a la muerte. Todo lo que anhelaba era entregarme por completo a Dios y obedecer Sus dictados y disposiciones.
Después de eso seguí reuniéndome frecuentemente con los hermanos y hermanas para leer las palabras de Dios, para compartir verdades y cantar himnos de alabanza a Dios. Sentí que mi corazón se había enriquecido mucho y, de esta manera, disminuyó mi sufrimiento. Aún más misterioso fue que, casi sin saberlo, el adormecimiento de mis piernas comenzó a disminuir y lentamente comencé a recuperar la capacidad de caminar, y finalmente no tuve que depender de una silla de ruedas en absoluto. Lo que fue aún más inesperado fue que un día mi visión volvió de repente y pude ver las palabras impresas en el libro de las palabras de Dios. ¡Finalmente podía ver las palabras de Dios! No podía creerlo, pero realmente me había sucedido un milagro. La alegría que sentí en el corazón fue algo indescriptible, así que oré a Dios sin cesar para agradecerle y alabarlo. Cuando con entusiasmo le conté a mi esposo las buenas noticias, estalló de emoción. Con lágrimas en los ojos, exclamó una y otra vez: “¡Gracias Dios, gracias Dios!”. Sí, es verdad, sólo tuve un poco de sumisión a Dios, pero Él me otorgó esta gran bendición. Sentí muy profundamente cómo, aunque la obra de Dios de los últimos días no implica realizar milagros, la autoridad de la palabra de Dios supera por mucho la autoridad de Sus milagros. ¡Dios realmente es el Dios todopoderoso, el Dios que ama a las personas!
Un día, mi esposo estaba en el hospital del condado y se encontró con el médico que había sido principalmente responsable de tratarme. El médico le preguntó cómo estaba progresando el tratamiento de mi enfermedad renal y si se estaba usando diálisis. Mi esposo respondió: “Ella no se sometió a diálisis pero su condición ya está mejorando. ¡Ahora puede caminar y también puede ver!”. El doctor estaba muy sorprendido y dijo: “Bueno, eso es un milagro. Pensé que ya llevaba algún tiempo en diálisis”.
Hoy en día vivo una vida normal. Mis parientes, amigos y vecinos siempre expresan su sorpresa y dicen cosas como: “Nunca pensé que tu condición mejoraría tan rápido. ¡Se te ve normal física y mentalmente!” Cada vez que oigo algo así digo en silencio unas cuantas palabras de agradecimiento a Dios: “Nunca en mi vida olvidaré el amor que me has mostrado y Tu salvación. Aunque no hay nada que pueda hacer por Ti, estoy decidida a seguirte, adorarte y a cumplir con mi deber como uno de Tus seres creados por el resto de mi vida para corresponder a Tu amor”. Había sido profundamente corrompida, originalmente no había reconocido la existencia de Dios y una y otra vez había rechazado Su salvación, pero Dios no sólo no usó mis transgresiones en mi contra, sino que Él incluso me salvó de una forma realmente maravillosa. He obtenido una inmensa cantidad de la misericordia de Dios y sé que soy totalmente indigna de tal gracia. Estas experiencias poderosas y perdurables me han demostrado que la ciencia y el conocimiento no pueden salvar a las personas, sino que sólo les traerán sufrimiento sin fin, miedo y muerte. Sólo el Creador y Gobernante de todo en el universo les puede dar a los humanos la vida y el sustento que necesitan. Dios es el único fundamento de la supervivencia de la humanidad y es su única esperanza y redención. La única esperanza de las personas para tener un buen destino es adorar a Dios. Agradezco a Dios por salvarme a mí, una persona que estaba profundamente embaucada por Satanás y que estaba cerca de la muerte, de la influencia de Satanás. Dios me trajo de vuelta a la vida y me trajo de regreso ante Él, el Creador de todas las cosas. Ahora camino por la senda de vida iluminada.
Recomendación: ¿Cómo puede la humanidad evitar el desastre? "La bendición de Dios" | Vídeo cristiano


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