Con la compañía del Señor, tenemos un suministro en los débiles; con la compañía del Señor, tenemos consuelo en el dolor; con la compañía del Señor, tenemos la fe en lo negativo; con la compañía del Señor, tenemos la luz en la oscuridad; con la compañía del Señor, tenemos el apoyo en el fracaso; con la compañía del Señor, tenemos la guía en la adversidad.
“Hasta que, un día, sientas que el Creador ya no es un misterio, que nunca se ha escondido de ti, que nunca ha ocultado Su rostro de ti, que no está en absoluto lejos de ti, que ya no es Aquel que anhelas constantemente en tus pensamientos, pero que no puedes alcanzar con tus sentimientos, que Él está real y verdaderamente montando guardia a tu izquierda y a tu derecha, proveyendo para tu vida, y controlando tu destino. Él no está en el horizonte remoto ni se ha escondido muy arriba en las nubes. Está justo a tu lado, presidiendo sobre la totalidad de ti. Él es todo lo que tienes y la única cosa que tienes”.
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