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Resulta que el carácter de Jesús no solo es misericordioso, sino también justo

Cuando hablamos del Señor Jesús todos pensamos en Su amor abundante por nosotros; Él vino personalmente al mundo para redimir a la humanidad y fue un Hombre inocente que fue crucificado en la cruz, y este acto manifiesta completamente Su amor por toda la humanidad. La Biblia dice: “por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que la Aurora nos visitará desde lo alto, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pies en el camino de paz” (Lucas 1:78-79). Todo cristiano que acepta la salvación del Señor disfruta de la gracia abundante que nos concede a nosotros, y experimentamos la paz y el gozo que nos trae. Por lo tanto, muchas personas creen que el carácter del Señor Jesús es eternamente amoroso y misericordioso.
Esto es lo que yo pensaba también después de haber creído en el Señor durante muchos años. Pero, entonces leí el pasaje de la Biblia donde el Señor Jesús regaña a los fariseos: “Por eso os digo: todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:31-32). De estas palabras, en las que el Señor Jesús condena y maldice a los fariseos, vi que Su actitud hacia ellos era de odio y aversión, y entendí de esto que el carácter de Dios también tiene una cara que no tolera ninguna ofensa. Al llegar a este entendimiento, me sentí muy sorprendido, y me puse a pensar: ¿Puede ser que el carácter del Señor Jesús no sea sólo misericordioso y amoroso, sino que también sea majestuoso y lleno de ira? Como no entendía completamente este asunto, empecé a buscar la respuesta.
Gracias al Señor porque, después de un tiempo, mi búsqueda finalmente dio resultados. Leí varios pasajes de las palabras de un libro: “En primer lugar, sabemos que el carácter de Dios es majestad e ira. Él no es una oveja a la que cualquiera puede matar; más aún, no es un muñeco para que las personas lo controlen como quieran. Tampoco es aire que alguien pueda manejar a su antojo. Si crees realmente que Dios existe, debes tener un corazón que teme a Dios y debes saber que no se debe enojar a la esencia de Dios”. “¿Cuál es la actitud de Dios hacia las personas que ofenden Su carácter y Sus decretos administrativos? ¡Desprecio extremo! ¡Las personas que no se arrepienten de afrentar el carácter de Dios lo enfurecen en extremo! Estar ‘enfurecido’ es simplemente un sentimiento, un estado de ánimo; no puede representar una actitud clara. Pero este sentimiento, este estado de ánimo, dará lugar a un desenlace para esta persona: ¡llenará a Dios de absoluta aversión!” “El amor de Dios por el hombre no es de esa clase que mima o consiente; Su misericordia y tolerancia hacia la humanidad no son indulgentes ni descuidadas. Por el contrario, el amor de Dios por la humanidad consiste en apreciar, compadecer y respetar la vida; Su misericordia y tolerancia transmiten Sus expectativas del hombre y son lo que la humanidad necesita para sobrevivir. Dios está vivo, y existe realmente; Su actitud hacia la humanidad es ejemplar, no es en absoluto una regla dogmática, y puede cambiar. Su voluntad para la humanidad cambia y se transforma gradualmente con el tiempo, con las circunstancias, y con la actitud de todas y cada una de las personas”.
A través de estos pasajes, llegué a entender que Dios es el Señor de la creación y que, aunque Él está lleno de misericordia y amor por la humanidad, también está exaltado, y que, por supuesto, Su carácter no tolera ninguna ofensa. Cuando la gente blasfema contra Dios sin escrúpulos, e incluso llega a luchar contra Él y a oponerse a Él, entonces el castigo de Dios llega a ellos; sin embargo, Dios es amoroso y misericordioso para los que siguen las palabras de Dios, los que obedecen Su obra y los que tienen corazones temerosos de Dios. A través de esto podemos ver que la actitud de Dios hacia el hombre no es inmutable, sino que cambia con la actitud del hombre hacia Dios—este es el carácter justo de Dios.
Recordando cuando el Señor Jesús vino a la tierra a hacer Su obra, vemos que expresó muchas verdades e hizo muchos milagros y señales. Los fariseos, sacerdotes y escribas sabían perfectamente que las palabras y la obra del Señor Jesús tenían autoridad y poder, pero, con el fin de salvaguardar sus posiciones y sustentos, imprudentemente se inventaron rumores y juzgaron y denigraron al Señor, tanto que incluso blasfemaron contra el Señor Jesús, diciendo que expulsaba demonios apoyándose en el Demonio, e intentaron evitar que la gente corriente le siguiera. Su actitud de ser hostiles a la verdad y estar hartos de la verdad ofendió el carácter de Dios, y por eso el Señor Jesús les odió y maldijo para que sufrieran desgracias, diciendo que ellos eran de la índole de la serpiente y los hijos del infierno. Entonces estaba Judas, el discípulo del Señor Jesús, quien siempre robaba dinero al Señor Jesús y se lo gastaba, quien no apreció Sus palabras y no tuvo amor por la verdad en absoluto. También vendió al Señor Jesús por 30 piezas de plata, convirtiéndose así en un traidor vergonzoso que ofendió el carácter de Dios gravemente, y quien, al final, fue maldecido por Dios y murió porque le estalló el estómago. También está la historia de Ananías y su mujer, quienes se quedaron una parte del dinero que ganaron cuando vendieron su tierra. Al hacer esto, no sólo engañaron a otras personas, sino que también mintieron descaradamente al Espíritu Santo. Así ofendieron el carácter de Dios y Dios los aniquiló. Estos hechos sobre la obra de Dios demuestran que el carácter de Dios no sólo es misericordioso y amoroso, sino que también es majestuoso y de ira, y esta es la encarnación del carácter justo de Dios. Aunque Dios ama a la humanidad a la que Él creó con Sus propias manos, a los que se rebelan contra Él y se oponen a Él descaradamente, Él revela otra cara de Su carácter justo—la de ira profunda. Así, llegué a entender que la misericordia y el amor del Señor Jesús no se nos otorgan perpetuamente. Cuando no seguimos el camino de Dios y nos enfrentamos a Dios y actuamos de manera hostil hacia Él, entonces Él desata Su majestuosidad e ira sobre nosotros, y la ofrenda del pecado que el Señor Jesús hizo en nuestro nombre se hace nula y sin efecto. Como dice la Biblia: “Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados” (Hebreos 10:26).
Entonces, Dios será misericordioso y amoroso con los que aman la verdad, los que aceptan la verdad, los que se arrepienten sinceramente y pueden cumplir las palabras de Dios, siempre que no blasfemen contra el Espíritu Santo, tomemos como ejemplo a Pedro y Juan, los seguidores del Señor Jesús, así como a personas como el recaudador de impuestos Mateo, quien se arrepintió y confesó al Señor. Cuando escucharon la llamada del Señor Jesús, lo dejaron todo y le siguieron. Escucharon con esmero Sus sermones, tuvieron sed de Sus palabras, y el Señor Jesús los trató con misericordia y amor. El Señor también vivió con ellos, dándoles Sus bendiciones y dirección. En aquel entonces, como Pedro no entendió la obra que el Señor Jesús tenía que hacer, intentó obstruir la obra de Dios por la bondad de su corazón antes de que el Señor fuese crucificado, y así se convirtió en uno de los lacayos de Satanás. Cuando dijo: “[...] ¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá” (Mateo 16:22). El Señor le reprendió, diciendo: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!” (Mateo 16:23). En estas palabras podemos ver que el Señor Jesús detestó la acción de Pedro. Pero el Señor escudriña los corazones de los hombres y perdona la inmadurez de las estaturas de los hombres, y no castigó a Pedro, sino que le dio una oportunidad para arrepentirse. Cuando Pedro se dio cuenta de lo que había hecho, a menudo sintió remordimientos por su acción y, al final, el Señor no recordó la transgresión de Pedro, sino que le concedió el trabajo de guiar a la iglesia.
Entonces, quedé convencido de que el carácter del Señor Jesús no es sólo misericordioso y amoroso, sino que también es justo, majestuoso y lleno de ira. Si delimitamos para siempre al Señor Jesús a ser sólo un Dios misericordioso y amoroso, porque hemos disfrutado del amor y la misericordia del Señor, y si creemos que Dios nunca se enojara con nosotros sea cual sea el pecado que cometamos, sino que será misericordioso e indulgente con nosotros, entonces seremos propensos a desagradar a Dios con nuestras acciones y a ofender Su carácter debido a que no tendremos un corazón temeroso de Dios. Entonces leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Dios es un Dios vivo, y así como las personas actúan de forma diferente en distintas situaciones, Su actitud hacia estas actuaciones difiere, porque Él no es un muñeco ni aire. Llegar a conocer la actitud de Dios es una búsqueda valiosa para la humanidad. Las personas deberían aprender que, conociéndola, pueden conocer Su carácter y entender Su corazón poco a poco. Cuando llegues a entender el corazón de Dios poco a poco, no sentirás que temerle y apartarte del mal sea algo difícil de conseguir. Además, cuando comprendes a Dios, no es probable que saques conclusiones sobre Él. Y cuando dejas de hacerlo, aún es menos probable que le ofendas, y Él te llevará sin que te des cuenta a tener un conocimiento de Él, y así le temerás en tu corazón. Dejarás de definirle mediante las doctrinas, las letras y las teorías que has dominado. En su lugar buscarás siempre los propósitos de Dios en todas las cosas, y así te convertirás de forma inconsciente en una persona según el corazón de Dios”. Este pasaje me permitió entender que sólo conociendo el carácter de Dios podremos enfrentarnos a cualquier situación con la que nos encontremos con cuidado y precaución. Especialmente en este tiempo crucial de los últimos días, durante el que damos la bienvenida al regreso del Señor, no podemos determinar estas cosas, por ejemplo, cómo el Señor vendrá en los últimos días, qué obra hará, basándonos en nuestras propias ideas e imaginaciones, y aún más, no deberíamos delimitar al Señor de ninguna manera. Debemos albergar un corazón temeroso de Dios y buscar más en todas las cosas con el fin de evitar delimitar y desafiar a Dios, ofender el carácter de Dios y cometer el mismo error que los fariseos al confiar en nuestras ideas equivocadas e imaginaciones. Es obvio que entender el carácter de Dios es extremadamente importante para todos y cada uno de los que creen en Dios.
Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation. 

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

Leer más sobre la palabra de Dios: "Mi obra final es no sólo castigar al hombre, sino ordenar el destino del hombre. Adicionalmente, es recibir reconocimiento de todos por todo lo que he hecho. Quiero que cada hombre vea que todo lo que he hecho es lo correcto y que es una expresión de Mi carácter; no es la obra del hombre, ni mucho menos toda la naturaleza, la que creó a la humanidad. Por el contrario, soy Yo el que nutre cada ser vivo entre todas las cosas. Sin Mi existencia, la humanidad sólo puede morir y sufrir la invasión de plagas. Nadie podrá ver nunca más la belleza del sol y la luna o el mundo verde; la humanidad sólo se enfrentará a la noche frígida y al valle inexorable de la sombra de la muerte. Yo soy la única salvación de la humanidad. Soy la única esperanza de la humanidad y, aún más, Yo soy aquel sobre quien descansa la existencia de toda la humanidad. Sin Mí, la humanidad se detendrá de inmediato y por completo. Sin Mí, la humanidad sufrirá una catástrofe y será pisoteada por todo tipo de fantasmas, aunque nadie me presta atención. He realizado una obra que no puede ser realizada por nadie más, sólo con la esperanza de que el hombre me retribuya con buenas acciones. Aunque pocos puedan retribuirme, siempre concluyo Mi viaje en el mundo y comienzo con la obra que se desarrollará seguidamente, ya que Mi viaje entre los hombres durante todos estos años ha sido fructífero, y estoy muy satisfecho. No me importa el número de hombres, sino más bien sus buenas acciones. En cualquier caso, espero que preparéis suficientes buenas obras para vuestro propio destino. Entonces Yo me sentiré satisfecho; de lo contrario, ninguno de vosotros escaparéis del desastre. El desastre se origina en Mí y, por supuesto, Yo lo orquesto. Si no podéis parecer buenos a Mis ojos, entonces no escaparéis de sufrir el desastre. En tiempos de tribulación, vuestras acciones y hechos no fueron del todo apropiados, ya que vuestra fe y vuestro amor eran huecos, y vosotros sólo os mostrasteis tímidos o fuertes. Con respecto a esto, sólo haré un juicio de lo bueno o lo malo. Toda Mi preocupación continúa siendo por vuestras acciones y comportamientos, y es sobre ello que se fundamenta Mi determinación de vuestro fin. Sin embargo, debo dejar claro que no daré más misericordia a los que han sido totalmente desleales a Mí en tiempos de tribulación, ya que Mi misericordia llega sólo hasta allí. Además, no me siento complacido hacia aquellos quienes alguna vez me han traicionado, y mucho menos deseo asociarme con los que venden los intereses de los amigos. Este es Mi carácter, independientemente de quién sea la persona. Debo deciros esto: cualquiera que quebrante Mi corazón no volverá a recibir clemencia, y cualquiera que me haya sido fiel permanecerá por siempre en Mi corazón.("La Palabra manifestada en carne")

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