Entiendo las tres etapas de la obra de Dios y doy la bienvenida al regreso del Señor
La hermana continuó su enseñanza, diciendo: “En aquel tiempo, el Señor Jesús llevó a cabo su obra de redención sobre la base de la obra de la ley de Jehová. Actualmente, Dios Todopoderoso está llevando a cabo la obra de juicio y purificación sobre la base de la redención del Señor Jesús, y aunque los nombres Jehová, Jesús y Dios Todopoderoso son diferentes y sus obras también son diferentes, todos Ellos comparten la misma fuente y son todos un solo Dios. Leamos ahora algunos pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso, y entonces entenderemos mejor.
“Dios Todopoderoso dice: ‘La obra de gestionar a la humanidad se divide en tres etapas, lo que significa que la obra de salvar a la humanidad se divide en tres etapas. Estas tres etapas no incluyen la obra de crear el mundo, sino que son la Era de la Ley, la Era de la Gracia y la Era del Reino’. ‘Desde la obra de Jehová a la de Jesús, y desde la de Jesús a la de la etapa actual, las tres etapas cubren la totalidad de la amplitud de la gestión de Dios, y todas ellas son la obra de un mismo Espíritu. Desde que creó el mundo, Dios siempre ha estado obrando para gestionar a la humanidad. Él es el principio y el fin, el primero y el último, y aquel que inicia una era y quien lleva la era a su fin. Las tres etapas de la obra, en diferentes eras y distintos lugares, han sido llevadas a cabo con seguridad por un solo Espíritu. Todos los que separan estas tres fases se oponen a Dios. Ahora, debes entender que toda la obra desde la primera etapa hasta hoy es la obra de un Dios, un Espíritu, y de esto no cabe la menor duda’”.
Después de leer las palabras de Dios, una hermana me compartió una enseñanza, y me dijo: “Hermana, podemos ver en las palabras de Dios que el plan de gestión de Dios está dividido en tres etapas: la Era de la Ley del Antiguo Testamento, la Era de la Gracia del Nuevo Testamento y la Era del Reino de hoy. Aunque los nombres de Dios son diferentes, Él obra en diferentes lugares, el contenido de Sus obras es diferente, y todas son absolutamente obras hechas por un solo Dios. Como la Era de la Ley del Antiguo Testamento, por ejemplo. Jehová proclamó la ley y los mandamientos para guiar las vidas de la humanidad naciente en la tierra, y al observar la ley, la gente recibió la gracia y la bendición de Dios, y al ir en contra de la ley, la gente fue maldecida y castigada. Pero a medida que la gente se volvía cada vez más corrupta y más pecaminosa, no había manera de que pudieran guardar la ley y todos se enfrentaban al peligro de ser condenados a muerte por violar la ley. Por lo tanto, de acuerdo con las necesidades de la humanidad corrupta, Dios se encarnó y comenzó la Era de Gracia. Él expresó Su carácter de amor y misericordia y finalmente fue crucificado para expiar los pecados de la humanidad. Él redimió al hombre de las garras de Satanás y después, al orar al Señor Jesús, los pecados de las personas fueron perdonados y ellas pudieron disfrutar de la abundancia de la gracia del Señor. Después de que el Señor Jesús redimió a la humanidad, Él tomó nuestros pecados sobre Sí Mismo, pero fuimos totalmente corrompidos por Satanás y nuestra naturaleza pecaminosa permaneció profundamente arraigada dentro de nosotros. Por lo tanto, todavía somos capaces de pecar con frecuencia. Por ejemplo, cuando un asunto atenta contra nuestros propios intereses, somos capaces de luchar unos contra otros, de mentir y engañar; cuando alguien hace algo en contra de nuestra voluntad, podemos ser desdeñosos, perder los estribos y sermonearlo; cuando algo malo sucede en casa, podemos malinterpretar al Señor y culparlo, e incluso traicionarlo, y así sucesivamente. Somos incapaces de practicar las enseñanzas del Señor, vivimos atados por el pecado y somos incapaces de liberarnos a nosotros mismos, y no somos capaces todavía de entrar en el reino de Dios. Por lo tanto, de acuerdo con las necesidades de la humanidad corrupta, Dios ha regresado en la carne en los últimos días con el nombre de Dios Todopoderoso para comenzar la Era del Reino, expresar la verdad, realizar la obra de juzgar, purificar y salvar al hombre, expresar Sus palabras para juzgar y exponer la naturaleza corrupta del hombre, mostrarle al hombre la manera de cambiar sus caracteres y ser purificado, y para decirle al hombre cuál es la voluntad de Dios y cómo debemos practicar. Al practicar de acuerdo a las palabras de Dios, nuestros caracteres corruptos son limpiados gradualmente, y al final, seremos ganados por Dios y nos convertiremos en personas según Su propio corazón.
“A partir de esto, podemos ver que las tres etapas de la obra de Dios son mutuamente complementarias, cada una de las cuales es más noble y más profunda que la anterior. El propósito de estas tres etapas de la obra es derrotar a Satanás y salvar a toda la humanidad. Estas tres etapas de la obra son toda la obra de la gestión de la humanidad por parte de Dios, y si no abandonáramos nuestras denominaciones y aceptáramos el juicio de Dios de los últimos días, ¿cómo nos libraríamos entonces de nuestra naturaleza pecaminosa? ¿Y cómo entraríamos en el reino de Dios? Solo aceptando la obra del juicio de Dios de los últimos días podemos ser purificados y alcanzar la verdadera salvación. Tal como dice Dios Todopoderoso: ‘Cada etapa de la obra de Dios va más profunda que la última, y en cada etapa las exigencias para el hombre son más profundas que en la anterior y, de esta manera, toda la gestión de Dios poco a poco toma forma. Es precisamente porque las exigencias para el hombre son cada vez más altas, que el carácter del hombre cada vez se acerca más a los estándares que Dios exige y, sólo entonces, es que toda la humanidad gradualmente se aparta de la influencia de Satanás hasta que, cuando la obra de Dios llegue a un final completo, toda la humanidad habrá sido salvada de la influencia de Satanás’”.
Después de escuchar las palabras de Dios y a través de la enseñanza de la hermana, finalmente entendí que, para salvar al hombre, Dios había pagado un precio muy arduo, Él realiza tres etapas de trabajo y cada etapa se hace para guiar al hombre y salvarlo; ¡esta comprensión me conmovió y me sacudió! Pensé que no cualquiera podía decir estas verdades y misterios. ¡Solo Dios mismo podría revelar tales cosas! Pensé en las palabras que Jesús dijo en la Biblia: “Aún tengo otras muchas cosas que deciros; mas por ahora no podéis comprenderlas. Cuando venga el Espíritu de verdad, él os enseñará todas las verdades necesarias para la salvación; pues no hablará de suyo, sino que dirá todas las cosas que habrá oído, y os anunciará las venideras” (Juan 16:12-13). Las verdades expresadas por Dios Todopoderoso habían revelado el misterio del plan de gestión de Dios, y estas eran realmente las declaraciones del Espíritu de la verdad. Me emocioné muchísimo al pensar en esto y dije: “¡Gracias al Señor! A través de las palabras de Dios y de la enseñanza de ustedes, ahora entiendo en mi corazón. Por lo tanto, el plan de gestión de Dios se divide en tres etapas, y aunque el contenido de cada etapa es diferente y el nombre de Dios es diferente, todas son absolutamente la obra de un solo Dios. Jehová, Jesús y Dios Todopoderoso son todos un solo Dios, y las tres etapas de la obra de Dios se hacen para salvar completamente al hombre. Aceptar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días no es apostasía, ¡sino que es seguir la nueva obra del Señor!”.
Todos los hermanos y hermanas dijeron alegremente: “¡Así es! Hermana, no importa cómo cambie la obra de Dios o cómo cambie Su nombre, el propósito de Su obra y de Su voluntad de salvar al hombre nunca cambian, y la esencia de Dios nunca puede cambiar. En todas las denominaciones actuales, hay muchos hermanos y hermanas que anhelan buscar la aparición del Señor, y por eso han abandonado sus denominaciones y se presentan ante el trono de Dios Todopoderoso. Ellos han aceptado la obra del juicio de Dios de los últimos días y han obtenido el camino de la vida eterna que Dios les ha concedido. ¡Esto es algo que concuerda con la voluntad de Dios y que le trae consuelo! De verdad, ¡gracias a Dios!”
Seguí dando gracias a Dios en mi corazón mientras los escuchaba. Sentí una emoción más allá de las palabras, ¡y todos los hermanos y hermanas y yo ofrecimos nuestro agradecimiento y alabanza a Dios! En los días siguientes, perseveré leyendo las palabras de Dios todos los días, y cuanto más leía, más luz llenaba mi corazón. A partir de las palabras de Dios, llegué a saber lo que es la verdadera fe en Dios, cómo buscar la verdad al tener problemas, cómo practicar las palabras de Dios y cómo vivir a semejanza de un ser humano genuino, y así sucesivamente. Mi espíritu nunca se había sentido tan alegre y tranquilo. No pude dejar de elevar una oración a Dios: “¡Oh, Dios Todopoderoso! Te agradezco por no abandonarme. Ha tomado veinte años, pero Tu gran amor ha venido sobre mí una vez más y Tú me has alejado de la religión para que pueda seguir los pasos del Cordero, unirme a Tu familia y ser regada y proveída por Ti personalmente. ¡Gracias a Dios! Deseo seguirte todos los días de mi vida, y deseo perseguir la verdad y vivir como una nueva persona para satisfacerte”.
El fin.
Fuente: Caminando con Jesucristo
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