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¿Qué recompensa se les concede a las vírgenes prudentes? ¿Sucumbirán las vírgenes insensatas al desastre?

Las palabras relevantes de Dios:
“Seguir la obra del Espíritu Santo” quiere decir entender la voluntad de Dios hoy, poder actuar de acuerdo con los requisitos actuales de Dios, poder obedecer y seguir al Dios de hoy, y entrar de acuerdo con las nuevas declaraciones de Dios. Sólo alguien así sigue la obra del Espíritu Santo y está en la corriente del Espíritu Santo. Tales personas no sólo pueden recibir la alabanza de Dios y pueden ver a Dios, sino que también pueden conocer el carácter de Dios en Su última obra y, por Su última obra, pueden conocer las concepciones del hombre y su desobediencia y la naturaleza y esencia del hombre; además, pueden poco a poco lograr cambios en su carácter durante su servicio. Sólo personas como estas son las que pueden ganar a Dios y las que genuinamente han encontrado el camino verdadero. A los que la obra del Espíritu Santo elimina son personas que no son capaces de seguir la última obra de Dios y que se rebelan contra la última obra de Dios. Que esa gente abiertamente se oponga a Dios se debe a que Dios ha hecho una nueva obra y a que la imagen de Dios no es la misma a la que tiene en sus concepciones, como resultado de esto abiertamente se opone a Dios y pronuncia una sentencia contra Él, lo que la lleva a que Dios la aborrezca y la rechace. Tener el conocimiento de la última obra de Dios no es una tarea fácil, pero si la gente puede, de manera intencional, obedecer la obra de Dios y puede buscar la obra de Dios, entonces tendrá la oportunidad de ver a Dios y tendrá la oportunidad de obtener la nueva guía del Espíritu Santo. Los que de manera intencional se oponen a la obra de Dios no pueden recibir la iluminación del Espíritu Santo o la guía de Dios; por lo tanto, que la gente pueda o no recibir la última obra de Dios depende de la gracia de Dios, depende de su búsqueda y depende de sus intenciones.

Todos los que pueden obedecer las declaraciones actuales del Espíritu Santo son benditos. No importa cómo solían ser o cómo el Espíritu Santo solía obrar en ellos, los que han obtenido la última obra son los más bendecidos y los que no pueden seguir la última obra hoy son eliminados. Dios quiere a los que son capaces de aceptar la nueva luz y Él quiere a los que aceptan y conocen Su última obra. ¿Por qué se dice que debéis ser una virgen casta? Una virgen casta puede buscar la obra del Espíritu Santo y entender las cosas nuevas y, además, puede desechar las antiguas concepciones y obedecer la obra de Dios hoy. Este grupo de personas que aceptan la nueva obra de la actualidad, Dios las predestinó antes de todos los siglos y son las más benditas de las personas. Vosotros oís la voz de Dios directamente y contempláis la aparición de Dios y así, en todo el cielo y la tierra y a lo largo de las eras, nadie ha sido más bendecido que vosotros, este grupo de personas.
de ‘Conoce la nueva obra de Dios y sigue Sus huellas’ en “La Palabra manifestada en carne
Cuando hayas experimentado cada etapa de la obra del Dios encarnado en la Era del Reino, sentirás que las esperanzas de muchos años se han realizado finalmente. Sentirás que sólo ahora has visto realmente a Dios cara a cara; sólo ahora has mirado Su rostro, oído Sus declaraciones personales, apreciado la sabiduría de Su obra, y sentido realmente cuán real y todopoderoso es Él. Sentirás que has obtenido muchas cosas que las personas de tiempos pasados nunca han visto o poseído. En esta ocasión, sabrás claramente qué es creer en Dios, y qué es ser conforme a Su corazón. Por supuesto, si te aferras a los puntos de vista del pasado, y rechazas o niegas la realidad de la segunda encarnación de Dios, entonces te quedarás con las manos vacías y no obtendrás nada, y en última instancia serás culpable de oponerte a Dios. Los que obedecen la verdad y se someten a la obra de Dios vendrán bajo el nombre del segundo Dios encarnado, el Todopoderoso. Serán capaces de aceptar la dirección personal de Dios, y adquirirán más verdad y más elevada, y recibirán la vida humana real. Contemplarán la visión que las personas del pasado nunca han visto: “Y me volví para ver la voz que me hablaba. Y cuando había volteado, vi siete candelabros dorados. Y en medio de ellos había uno como el Hijo del hombre, vestido con ropa hasta los pies y ceñido por encima del pecho con una faja dorada. Su cabeza y Su cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve; y Sus ojos eran como flamas de fuego; y Sus pies como bronce fino, como si se estuvieran quemando en una estufa; y Su voz como el sonido de muchas aguas. Tenía en Su mano derecha siete estrellas; y de Su boca salía una espada afilada de dos lados; y Su semblante era como el sol cuando resplandece en su fuerza” (Apocalipsis 1:12-16).* Esta visión es la expresión de todo el carácter de Dios, y tal expresión del mismo lo es también de la obra de Dios cuando se hace carne esta vez. En los torrentes de castigos y juicios, el Hijo del hombre expresa Su carácter inherente hablando palabras, permitiendo que todos aquellos que acepten Su castigo y juicio vean el verdadero rostro del Hijo del hombre, un rostro que es un fiel retrato del rostro del Hijo del hombre visto por Juan. (Por supuesto, todo esto será invisible para aquellos que no acepten la obra de Dios en la Era del Reino). El verdadero rostro de Dios no puede articularse plenamente usando las palabras del hombre, y por tanto Dios usa la expresión de Su carácter inherente para mostrar Su verdadero rostro al hombre. Es decir, todos los que han experimentado el carácter inherente del Hijo del hombre han visto Su verdadero rostro, porque Dios es demasiado grande y no puede articularse usando las palabras del hombre. Una vez que este haya experimentado cada paso de la obra de Dios en la Era del Reino, sabrá el verdadero sentido de las palabras de Juan cuando hablaba del Hijo del hombre entre los candeleros: “Su cabeza y Su cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve; y Sus ojos eran como flamas de fuego; y Sus pies como bronce fino, como si se estuvieran quemando en una estufa; y Su voz como el sonido de muchas aguas. Tenía en Su mano derecha siete estrellas; y de Su boca salía una espada afilada de dos lados; y Su semblante era como el sol cuando resplandece en su fuerza”.* En ese momento, sabrás sin duda que esta carne ordinaria que ha hablado tantas palabras es realmente el segundo Dios encarnado. Y sentirás realmente cuán bendecido eres, y te sentirás el más afortunado. ¿No deseas a aceptar esta bendición?
de ‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”
Os digo, aquellos que creen en Dios por las señales son sin duda la categoría que sufrirá la destrucción. Los que son incapaces de aceptar las palabras de Jesús, que ha vuelto a la carne, son sin duda la progenie del infierno, los descendientes del arcángel, la categoría que será sometida a la destrucción eterna. Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús descender del cielo será también el momento en el que irás al infierno a ser castigado. Ese momento anunciará el final del plan de gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malos. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando sólo exista la expresión de la verdad. Aquellos que acepten la verdad y no busquen señales, y por tanto hayan sido purificados, habrán regresado ante el trono de Dios y entrado en el abrazo del Creador. Sólo aquellos que persisten en la creencia de que “El Jesús que no cabalgue sobre una nube blanca es un falso Cristo” se verán sometidos al castigo eterno, porque sólo creen en el Jesús que exhibe señales, pero no reconocen al Jesús que proclama un juicio severo y manifiesta el camino verdadero de la vida. Y por tanto, sólo puede ser que Jesús trate con ellos cuando Él vuelva abiertamente sobre una nube blanca. Son demasiado tozudos, confían demasiado en sí mismos, son demasiado arrogantes. ¿Cómo puede recompensar Jesús a semejantes degenerados?
de ‘En el momento que contemples el cuerpo espiritual de Jesús, Dios ya habrá vuelto a crear el cielo y la tierra’ en “La Palabra manifestada en carne”
Cristo viene en los últimos días para que a todos los que verdaderamente creen en Él les pueda proveer la vida. Su obra es en aras de concluir la era antigua y entrar en la nueva, y es el camino que deben tomar todos los que entrarán en la nueva era. Si no eres capaz de reconocerlo y en cambio lo condenas, blasfemas y hasta lo persigues, entonces estás destinado a quemarte por la eternidad y nunca entrarás en el reino de Dios. Porque este Cristo es Él mismo la expresión del Espíritu Santo, la expresión de Dios, Aquel a quien Dios le ha confiado hacer Su obra en la tierra. Y por eso digo que si no puedes aceptar todo lo que el Cristo de los últimos días hace, entonces blasfemas contra el Espíritu Santo. La retribución que deben sufrir los que blasfeman contra el Espíritu Santo es obvia para todos. También te digo que si te opones al Cristo de los últimos días y lo niegas, entonces no hay nadie que pueda soportar las consecuencias en tu lugar. Además, a partir de este día no tendrás otra oportunidad para obtener la aprobación de Dios; incluso si tratas de redimirte tú mismo, nunca más volverás a contemplar el rostro de Dios. Porque al que tú te opones no es a un hombre, lo que niegas no es algún ser diminuto, sino a Cristo. ¿Eres consciente de estas consecuencias? No has cometido un pequeño error, sino que has cometido un crimen atroz.
de ‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”
Fragmentos de sermones y comunicaciones para referencia:
En los últimos días, Dios se encarna y desciende en secreto entre los hombres para expresar las palabras, llevando a cabo la obra del juicio empezando por la casa de Dios, purificando y perfeccionando a todos los que escuchan Su voz y regresan ante Su trono y formando un grupo de vencedores. Entonces Dios envía el gran desastre refinando y castigando a los que no aceptan el juicio de Dios de los últimos días. Después, Dios descenderá con las nubes para aparecer públicamente ante todos los hombres. Entonces, se cumplirá del todo la profecía de Apocalipsis 1:7: “He aqui, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por El”. Cuando el Señor descienda con las nubes, ¿aún será visible para aquellos que lo laceraron? ¿Y quiénes son los que lo laceraron? Algunos dicen que son los que clavaron al Señor Jesús en la cruz. ¿Es realmente así? ¿Acaso los que crucificaron al Señor Jesús no fueron maldecidos y destruidos por Dios hace mucho tiempo? En realidad, aquellos que lo laceraron son quienes, durante el periodo en el que Dios encarnado ha descendido en secreto en los últimos días para obrar, no buscan Su voz, pero sí condenan y se oponen a Dios Todopoderoso. En ese momento, verán que el Dios Todopoderoso al que se han opuesto y que han condenado es precisamente el Salvador Jesús, al que han estado esperando con desesperación durante todos estos años. Se golpearán el pecho, llorarán y rechinarán los dientes. Sólo las vírgenes prudentes, que escuchan la voz de Dios, tienen la oportunidad de recibir el regreso del Señor, ser arrebatadas ante el trono de Dios para asistir al banquete nupcial del Cordero, y ser perfeccionadas por Dios para ser vencedoras. Esto cumple la profecía de Apocalipsis 14:4: “Estos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son castos. Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Estos han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero”. En cuanto a aquellos que sólo se aferran a la noción de que el Señor descenderá con las nubes, pero no buscan ni investigan la obra de Dios en los últimos días, son considerados las vírgenes insensatas. Especialmente aquellos que se resisten con furia y condenan a Dios Todopoderoso; ellos son los fariseos y anticristos expuestos por la obra de Dios en los últimos días. Todos ellos son gente que ha vuelto a crucificar a Dios. Toda esta gente caerá en los grandes desastres y recibirá su castigo.
de “Preguntas y respuestas clásicas sobre el Evangelio del Reino Selecciones”
Hoy en día, la palabra de Dios se ha difundido y se ha dado testimonio de ella, y vosotros sois el primer grupo de personas de todas las naciones, de todas las regiones, en aceptar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días. Vosotros sois los más bendecidos. […] En primer lugar, habéis aceptado la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, porque habéis visto que el Señor Jesús ha regresado, que Él ha encarnado como el Hijo del hombre, expresando la verdad y llevando a cabo Su obra de juicio en los últimos días. Así que vuestra aceptación significa que habéis sido arrebatados, que habéis sido arrebatados ante Dios. Has sido elevado por los aires para reunirte con el Señor. ¿Qué significa este “aire”? Difundir el evangelio para ganar a las personas y hablar online, ¿no es eso “en el aire”? ¿Dónde está “el aire”? El “aire” es una metáfora y representa la pregunta de si estamos en el cielo o en la tierra. Hablando de una manera más literal, estamos en la tierra, pero disfrutamos una vida junto a Dios y comemos y bebemos la palabra de Dios, que es el agua del río de la vida que fluye desde el trono, así que vivimos como si estuviéramos en el tercer cielo. De acuerdo con su significado real, ¿dónde estamos? ¿Estamos en el cielo o en la tierra? Es difícil de decir, así que utilizamos “en el aire” para describirlo. Hoy habéis sido arrebatados ante el trono de Dios para daros un banquete con el Cordero, lo cual es darse un banquete con Dios. En segundo lugar, habéis obtenido la oportunidad de ser perfeccionados por Dios en los últimos días. Si sois purificados y perfeccionados a través del juicio y el castigo ante el tribunal de Cristo, estaréis calificados para obtener la aprobación de Dios. ¡Qué enorme bendición! Hemos logrado lo que los santos en todas las eras han anhelado, pero que la mayoría de ellos no ha logrado alcanzar. ¿Acaso no somos los más afortunados? En tercer lugar, estamos experimentando el castigo y el juicio de Dios, siendo podados y tratados, reprendidos y disciplinados. Aunque sufrimos un poco en nuestro corazón y al principio podría parecernos algo vergonzoso, al final obtendremos algo. Es decir, que llegaremos al resultado de ser purificados, de entender la verdad y de conocer a Dios. Aunque cuando somos reprendidos hacemos a un lado nuestra dignidad y nuestra imagen, postrándonos y llorando amargamente, confesando nuestros pecados y arrepentiéndonos, sin embargo, después de un período de tal refinamiento, comenzamos a vivir una verdadera semejanza humana. Nos volvemos cada vez más razonables, nuestra conciencia despierta, nuestro espíritu se ilumina y vemos a Dios. Tenemos total certeza de esta senda y nuestro camino se vuelve cada vez más luminoso, hasta que, finalmente, nos embarcamos en la senda de ser perfeccionados y nos volvemos vencedores. ¿Qué significa volvernos vencedores? Significa no experimentar el sufrimiento del gran desastre; cuando venga “Aunque caigan mil a tu lado y diez mil a tu diestra, a ti no se acercará” (Salmos 91:7). ¿Acaso no es esto una gran bendición? Los no creyentes y las personas religiosas caerán en el desastre y, aunque parezca que nosotros mismos estamos en medio del desastre, Dios está con nosotros, así que el desastre no nos sobrevendrá. Si realmente has obtenido la verdad, yo te digo que no probarás la muerte. Estas palabras son ciertas. La promesa de Dios para los últimos días, las más grandes bendiciones, se cumplirán sobre nosotros.
de “Sermones y comunión acerca de la entrada a la vida (serie 130)”
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