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Experimenté el amor de Dios en el matrimonio

A la edad de 22 años, Jinxi anhelaba un hermoso futuro, con la esperanza de conocer a un chico que le hiciera palpitar el corazón fuertemente. Si esto aconteciera, se casaría con él sin la menor vacilación y nunca lo lamentaría. Este pensamiento se mantuvo oculto en su corazón toda su vida.

Un día, la madre de Jinxi, Wang Lan, le dijo: “veo que la compasión de tu tía Huang es grandiosa, así que creo que su hijo no sería una mal partido para ti, aunque yo no sepa mucho de él. Una chica debe casarse con un hombre honesto y vivir una vida estable. Ahora, has llegado a la edad del matrimonio. Debes considerarlo seriamente”. Jinxi asintió con la cabeza, sin responder a su madre, pero su corazón estaba un poco angustiado. Ella pensaba que todavía no había conocido al muchacho que podía hacerla sentir amada. ¿Cómo se podría casarse así no más? Al ver que Jinxi guardó silencio, Wang Lan no dijo nada y no volvió a tocar el tema. Pasaron varios meses. Fue en el frío invierno que la prima de Jinxi le presento al muchacho Xiaojun que aceleró su corazón. Se enamoraron a primera vista, y pronto se volvió algo apasionante. Más tarde, Jinxi abandonó su trabajo y eligió trabajar cerca de la casa de Xiaojun.
Sin embargo, pronto la cruda realidad salió a luz para Jinxi. La madre de Xiaojun no estaba satisfecha con Jinxi. Porque en sus ojos su hijo era alto, guapo e inteligente, y debía casarse con alguien que fuera apto para él, pero Jinxi tenía un rostro simple, y no era excepcional ni locuaz. ¿Cómo puede una chica como ella complacer a la madre de Xiaojun? Pero Xiaojun insistió en estar con Jinxi, pidiéndole a su madre que le diera a Jinxi dos oportunidades. Su madre consintió. Sin embargo, Jinxi decepcionó a la madre de Xiaojun debido a ser introvertida. Xiaojun y su madre peleaban seguido a causa de Jinxi. Eventualmente, este hermoso primer amor terminó. Jinxi estuvo triste por ello durante mucho tiempo.
Era la temporada de cosecha de trigo. Un rayo de sol iluminaba la casa de Jinxi. Wang Lan volvió a mencionar al hijo de la tía Huang mientras conversaba con Jinxi. Ella dijo: “Hablé con la tía Huang. Ya que su hijo y su novia terminaron la relación, y también tú y Ye Xiaojun, queremos que tú y su hijo arreglen una cita para reunirse. Si no te gusta, no te obligaré, porque esto no es algo que se debe forzar”. Por lo tanto, Jinxi y el hijo de la tía Huang, Li Ming, hicieron planes para reunirse. Fue un día soleado. En ese momento, cuando Jinxi entró en la casa y vio a Li Ming, se sintió muy tranquila, sin la acelerante sensación que tenía cuando conoció a Ye Xiaojun, pero estaba dispuesta a reunirse con él. Más adelante, durante su interacción con Li Ming, ella sintió que él era agradable y era alguien en quien se podía confiar.Pero en el fondo del corazón de Jinxi, no existían sentimientos especiales hacia él. Seguían la rutina normal, sólo intercambiaban textos y raramente se reunían. La vida siguió habitualmente, lo que hizo que Jinxi sintiera que estaban a punto de separarse. Hasta que un día, Li Ming repentinamente le envió un mensaje de texto, que decía, “te extraño”. Al instante el corazón de Jinxi fue tocado y derretido. De esta manera, Li Ming entró calladamente a la vida de Jinxi. Un año después se casaron.
Después, la suegra de Jinxi le predicó el Evangelio de Dios. Cuando Jinxi pensó en su pasado, Una profunda emoción la embargaba. Cuando leyó estas palabras: “Uno se encuentra con muchas personas en su vida, pero no sabe quién será su compañero o compañera en el matrimonio. Aunque todos tienen sus propias ideas y posturas personales en este asunto, nadie puede prever quién será finalmente su media naranja real, y las nociones que uno pueda tener cuentan poco. Después de conocer a una persona que te gusta, puedes mostrar interés por ella; pero si este interés es recíproco o no, si puede llegar a ser tu pareja, no te toca a ti decidirlo. El objeto de tus afectos no es necesariamente la persona con la que podrás compartir tu vida; y, entretanto, alguien que nunca esperabas entra silenciosamente en tu vida y se convierte en tu pareja, pasa a ser el elemento más importante en tu destino, tu otra mitad, alguien a quien tu destino está inextricablemente vinculado. Y así, aunque hay millones de matrimonios en el mundo, cada uno de ellos es diferente: cuántos matrimonios son poco satisfactorios, cuántos son felices; cuántos abarcan el Oriente y el Occidente, cuántos el Norte y el Sur; cuántos son uniones perfectas, cuántos son de un mismo rango; cuántos son felices y armoniosos, cuántos son dolorosos y tristes; cuántos son la envidia de los demás, cuántos son incomprendidos y desaprobados; cuántos están llenos de alegría, cuántos están inundados de lágrimas y provocan desesperación… En esta miríada de matrimonios, los humanos muestran lealtad y un compromiso vitalicio en el matrimonio, o amor, apego, e inseparabilidad, o resignación e incomprensión, o traición, incluso odio. Tanto si el matrimonio en sí trae felicidad como dolor, la misión de cada uno dentro del mismo está predestinada por el Creador y no cambiará; cada uno debe cumplirla. Y el destino individual que se encuentra detrás de cada matrimonio es inmutable; el Creador lo predestinó con mucha antelación”(de “Dios Mismo, el Único III”). Después de que Jinxi leyó estas palabras, comprendió: el matrimonio de todos está en las manos de Dios, pero no es decidido por nosotros mismos, y lo que vamos a pasar en la vida está predestinado hace mucho tiempo por Dios. Jinxi recordó que, por amor, ella abandonó el trabajo que le gustaba e insistió en estar con Ye Xiaojun sin importar cómo otros la veían. Pero al final a pesar de todo eso se separaron. Aunque, llevarse bien con Li Ming no hizo que se sintiera amada, e incluso llegaron al punto en el que casi se separaron. A pesar de eso, se casaron y se convirtieron en pareja eterna. Pensando en esto, Jinxi creyó con más firmeza que el destino de todos ya está predestinado por Dios.
Ella agradeció a Dios por haber creado una familia para ella, y sabía que el hombre no tiene elección sobre el matrimonio. En la superficie, Li Ming era inferior a Ye Xiaojun en todos los aspectos. Sus condiciones familiares eran mediocres, y su aspecto era ordinario comparado, pero él era honesto y considerado hacia Jinxi. Además, fue en su familia en la que ella pudo aceptar la obra de Dios de los últimos días y creer en Dios apropiadamente. Ella sabía que todo esto es la gracia de Dios y la predestinación de Dios. Ella estaba agradecida de que Dios organizó tal matrimonio para ella, permitiéndole conocer a un marido confiable y sin engaños y vivir una vida pacífica, feliz y segura en esta cálida familia. Ella estaba realmente agradecida a la soberanía de Dios, dispuesta a creer en Dios y a adorar a Dios apropiadamente de ahí en adelante y decidido seguir caminando en el camino de creer en Dios.
Ver más sobre el amor de Dios en el matrimonio:
Qué es la gracia de Dios
Reflexiones Cristianas
Devocionales cristianos 

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