Predicas cristianas | El amor de Dios me acompañó en mi accidente de auto.
El día 13 de Octubre de 2011 es un día que jamás olvidaré.
Estaba en una reunión, comenzó a llover con mucho viento, aún así decidí irme en mi motocicleta y me fuí para la casa. En el camino, la lluvia nubló mi visión, y el camino estaba resbaladizo, mientras conducía ví de forma ligera una camioneta blanca saliendo de la gasolinera, sin darme tiempo choque la camioneta, termine en el suelo e inconsciente.
Al despertar me encontré en el hospital. Había un doctor con su compañero haciendo un estudio en el área de la cabeza. Escuchaba al doctor decirle a sus compañeros en voz baja: “Comuniquense con sus familiares para que firmen el permiso lo antes posible para poder operarla. Ella tiene una hemorragia cerebral y puede morir en cualquier momento por eso tiene que ser intervenida lo antes posible. Además, si uno de sus nervios craneales es dañado puede quedar inmóvil de por vida. Por eso, es muy importante la firma de sus familiares”. Estaba mojada, temblando de frío, sin poder hablar estaba exhausta sin fuerzas. Luego, entré de nuevo en estado de coma.
Cuando desperté al día siguiente, escuché al doctor hablando con mi esposo: “la hemorragia está controlada pero aún hay un leve sangrado, cuando se despierta no puede comer ni ingerir ningún líquido antes de la operación”. En ese momento realicé que estaba muy mal herida, pero seguí sin recorder qué sucedió ese día. Cuando el doctor se fue, le dije a mi esposo que por favor me diera un poco de agua porque tenia sed. Tomo un vaso y mojo mis labios y me dijo: “cómo te atreviste irte en tu motocicleta. Sino fuera por Xiao Li, estuvieras muerta, gracias a ella estás aquí. Ella vio que cuando el conductor de la camioneta te golpeo y se fue a la huida, ella te recogió y te trajo al hospital. Anoche se encontró con tu hermano para poder firmar el permiso pero no pudo porque necesitaba mi consentimiento. Por suerte el médico descubrió que tu hemorragia cerebral había sido controlada a tiempo, también recomendó que estuvieras en observación ya que la operación es muy complicada y puedes morir o quedar vegetal para el resto de tus días”. Al escuchar esas palabras fue como despertar de una pesadilla, sabía que mi vida corría peligro, que podía quedar inmóvil o peor morir, en ese momento sentí escalofríos y mucho miedo. Le oraba a Dios en silencio y le decía: “Dios gracias por mantenerme viva, habiendo encontrado este accidente automovilístico, me siento asustado e indefenso, por favor dame fe para enfrentar esta crisis de vida o muerte”. En ese momento llegó a mi mente una palabra de Dios: “El corazón y el espíritu del hombre están en la mano de Dios y toda la vida del hombre es contemplada a los ojos de Dios. Independientemente de si crees esto o no, cualquiera de todas las cosas, vivas o muertas, cambiarán, se moverán, se renovarán y desaparecerán de acuerdo con los pensamientos de Dios. Así es como Dios gobierna sobre todas las cosas”. Meditando en esas palabras sentí confianza. Pensé: sí, Dios es el Creador de todas las cosas del universo, del Sol, la Luna, las Estrellas, de las estaciones del año, de la vida de la muerte, ¿Acaso este accidente será parte del propósito de Dios en mí? Cuando tuve el accidente Dios movilizó a Xiao Li para que me llevara al hospital y pagara los gastos medios y me llevara justo a tiempo porque sino, no se que seria de mí. Esa es la protección de mi Dios sobre mí. Volví a orar y le decía en silencio todo está en Tus manos no importa cual sea el resultado final de mi vida, siempre te obedeceré Cuando comenzó a pensar de esta manera sentía libertad en mi corazón y quede profundamente dormida. Dos días después, aún sin poder comer, preparándome para someterme a la operación. Nunca soñé que después de que el doctor me hiciera un escaneo cerebral, dijo sorprendido: “tu hemorragia ha sido controlada, no hay necesidad de operate. Tienes suerte porque las posibilidades de que todo saliera bien eran muy bajas. Continuaremos en observación, si todo continúa normal, podrás irte a tu casa, ya más tarde podrás comer e ingerir líquidos nuevamente”. Luego de escuchar sus palabras le dí gracias a Dios por Su protección.
Al quinto día, mi esposo pidió información a los testigos del día del accidente y encontró al conductor que se dio a la fuga, nos indemnizó por todos los gastos médicos y nuestra pérdida de ingresos debido a la falta de tiempo de trabajo. Mi tía vino a verme y me dijo: “¡El Dios en el que crees realmente puede salvarte! El día de su accidente, ocurrieron otros tres accidentes cerca. Dos murieron; los huesos del otro estaban rotos, y parecía incapaz de sobrevivir. Solo tú estás bien. Gracias a Dios tanto. ¡El Dios en el que crees es el verdadero Dios!” Después de escuchar las palabras de mi tía, seguí agradeciendo a Dios en mi corazón. Sabía que si no fuera por el cuidado y la protección de Dios, ciertamente habría muerto o habría sido un vegetal. Nunca esperé que en el séptimo día, me dieran el alta del hospital sanos y salvos. Después de llegar a casa, vi las palabras de Dios que decían: “[...] afortunadamente, Dios ha salvado a estas personas inocentes, colocando nuestras vidas bajo Su cuidado y Su protección para que nuestras vidas sean gozosas y ya no estén llenas de preocupaciones. Hasta ahora hemos seguido viviendo bajo Su gracia. ¿No es esto la bendición de Dios?”. Me conmovieron las palabras de Dios. Sabía que era el amor y las bendiciones de Dios lo que me permitió aceptar el evangelio de Dios, venir ante Dios, disfrutar del riego y el suministro de Sus palabras, y vivir bajo Su cuidado y protección. Recordaba cada detalle que Dios había hecho sobre mí. Si no fuera por la protección secreta de Dios, ya hubiera muerto hace mucho tiempo. Dios movilizó personas, asuntos y cosas a mi alrededor para ayudarme a escapar del peligro, sin demora. Estos maravillosos arreglos me hicieron sentir verdaderamente que Dios es tan poderoso. A través de este accidente, disfruté de demasiada gracia y protección de Dios. No pude evitar expresar mi verdadero agradecimiento y alabanza a Dios en el fondo de mi corazón: ¡Oh Dios! Tu amor es tan real! Después, conté mi experiencia sobre cómo Dios me salvó a mis parientes y amigos. Todos dijeron que creía al Dios correcto, y que el Dios en el que creía era tan poderoso y tan grande. Después de que fui compañero de ellos y atestigué la palabra de Dios y Su obra para la salvación de la humanidad, aceptaron el evangelio del reino de Dios uno por uno.
Fuente del artículo: Estudiar la Biblia
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