Los que se familiarizan con la Biblia saben que cuando Abraham tenía 100 años, Dios le dio un hijo. Más tarde, Dios le pidió a Abraham que ofreciera a su hijo como un holocausto para devolver a Dios, Abraham no se quejó a Dios, sino que fue capaz de satisfacer la voluntad de Dios con enorme dolor. Por ende, cuando Abraham tomó el cuchillo para matar a su hijo, Dios lo detuvo. La obediencia de Abraham lo hizo poder resistir las pruebas de Dios, haciendo que el corazón de Dios fue consolado y satisfecho, por lo tanto, también fue bendecido por Dios.
Dios Todopoderoso dice: “Cuando Dios desea orquestar a alguien, con frecuencia esta orquestación está en desacuerdo con las nociones del hombre y le resulta incomprensible. Sin embargo, esta disonancia e incomprensibilidad son precisamente la prueba y el examen de Dios para el ser humano. Entretanto, Abraham pudo demostrar su obediencia a Dios, que era la condición más fundamental de su capacidad de satisfacer Su requisito. Sólo entonces, cuando Abraham pudo obedecer esta exigencia, cuando ofreció a Isaac, Dios sintió verdaderamente confianza y aprobación hacia la humanidad, hacia Abraham, a quien había escogido. Sólo entonces estuvo Dios seguro de que esta persona que había elegido era un líder indispensable que podría acometer Su promesa y Su consiguiente plan de gestión. Aunque sólo era una prueba y un examen, Dios se sintió satisfecho, percibió el amor del hombre por Él, y se sintió confortado por este como nunca antes. En el momento en que Abraham levantó su cuchillo para matar a Isaac, ¿lo detuvo Dios? Dios no permitió que Abraham ofreciese a Isaac, sencillamente porque no tenía intención de tomar su vida. Así pues, detuvo a Abraham justo a tiempo. Para Dios, la obediencia de Abraham ya había pasado la prueba; lo que hizo fue suficiente, y Él ya había visto el resultado de lo que pretendía hacer. ¿Fue este resultado satisfactorio para Dios? Puede decirse que lo fue, que fue lo que Dios quería, y lo que anhelaba ver. ¿Es esto cierto? Aunque, en diferentes contextos, Dios usa diferentes formas de probar a cada persona; en Abraham comprobó lo que quería ver: que su corazón era sincero, y su obediencia incondicional, y este ‘incondicional’ era precisamente lo que Dios deseaba”.
Por favor ver: Himno cristiano | La clave para obedecer a Dios es aceptar la nueva luz
Comentarios
Publicar un comentario