En la vida real, a menudo nos enfrentamos al dolor de la enfermedad y por eso, también nos acercamos a Dios y le oramos para que nos dé confianza para superar la enfermedad. Pero cuando no podemos recuperarnos después de orar durante un periodo de tiempo, nuestra fe disminuye e incluso nos quejamos de Dios. Entonces ¿cómo deberíamos experimentar en la prueba de la enfermedad?
Dios dice: “Cuando las personas atraviesan pruebas, es normal que sean débiles, internamente negativas o que carezcan de claridad sobre la voluntad de Dios o sobre la senda en la que practicar. Pero en cualquier caso, como Job, debes tener fe en la obra de Dios, y no negarlo. Aunque Job era débil y maldijo el día de su propio nacimiento, no negó que Jehová le concedió todas las cosas en la vida humana, y que también es Él quien las quita. Independientemente de cómo fue probado, él mantuvo esta creencia. Cualquiera que sea el tipo de refinamiento al que te sometas en tus experiencias de las palabras de Dios, Él exige la fe de las personas. De esta forma, lo que perfecciona es la fe de las personas y sus aspiraciones. Cuando no puedes tocarlo ni verlo, en esas circunstancias se exige tu fe. Se exige la fe de las personas cuando algo no puede verse a simple vista, cuando no puedes abandonar tus propias nociones. Cuando no tienes clara la obra de Dios, lo que se requiere es tu fe y que adoptes una posición firme y que seas testigo. Cuando Job alcanzó este punto, Dios se le apareció y le habló” ("La Palabra manifestada en carne").
De las palabras de Dios, vemos que es normal que nos volveremos débiles y negativos cuando las pruebas nos sobrevengan, pero debemos tener la verdadera fe en Dios, acercarnos a Él y buscar Sus intenciones. Incluso si están en desacuerdo con nuestras propias nociones e imaginaciones, debemos aceptarlas y sometérnoslas con un corazón de buscar, porque todo lo que Dios hace es bueno, y entre todo está la voluntad de Dios. Tomemos a Job por ejemplo, cuando las tentaciones de Satanás llegaron sobre él, su gran fortuna desapareció, su casa se derrumbó, se mataron sus hijos y las llagas descubrieron en todo su cuerpo, pero Job temía a Dios en su corazón y no pecó con su boca, ni culpó a Él, sino que buscó y oró a Él, y lo alabó: “Jehová dió, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21).
Debido a que Job dio testimonio de Dios en las pruebas, Él se le apareció y le habló en el viento y le dio el doble de su vida. Y además, el ejemplo de Job también nos muestra que la enfermedad es la tentación de Satanás, porque Satanás quiere usar esto deliberadamente para destruir nuestra fe en Dios y hacernos culpar y traicionar a Él. Pero la sabiduría de Dios está encima de los trucos de Satanás. Mediante la enfermedad Dios también prueba si tenemos la verdadera fe en Él o no. Por lo tanto, en la prueba de la enfermedad, no importa si Dios cura nuestra enfermedad o no, hemos de obedecer y orar a Él, en lugar de quejarnos de Él. Esto es la sincera fe, es lo que debemos poseer al creer en Dios.
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