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Cómo deshacerse de las preocupaciones y llegar a tener una vida feliz

odos queremos una vida feliz, tener una familia en harmonía, un trabajo ideal, una buena perspectiva en la vida, hijos obedientes, y así podríamos continuar. Sin embargo, en el proceso de buscar la felicidad, nos topamos con una serie de problemas o preocupaciones. Algunas personas se preocupan de que sus trabajos puedan verse amenazados por la dura competición social. Otros se preocupan por su éxito en la competencia con sus colegas. Algunos se atormentan mentalmente intentando ganar más dinero para ser invencibles en los negocios. Otros buscan atender a las mejores clases impartidas por famosos profesores para mejorar constantemente, para así llegar a ser los mejores en la vida a nivel social. Y otros se preocupan de poder terminar de pagar su préstamo de coche o su hipoteca y así van deprisa en sus vidas para conseguirlo. La mayoría de las personas casi que no pueden ni respirar debido a la presión laboral y a las presiones de la vida que incluso le llegan a cubrir sus cabezas de canas. Otros se preocupan de sus matrimonios y de la familia para evitar ser afectados por las tendencias malignas de este mundo. También muchos se preocupan de cómo educar bien a sus hijos para que se mantengan en medio de este mundo de feróz competitividad social… Con tantas preocupaciones en nuestra vida, ¿no está tan lejos de nosotros la vida feliz que tanto deseamos tener?.



¿Cuales son las causas de nuestras preocupaciones?
Hay principalmente dos razones.
La primera, el criterio que tenemos de que una vida feliz se basa en fama y en riquezas.
Pensamos que viviremos felices en tanto tengamos éxito en nuestros estudios, carreras y matrimonio, en tanto que nuestros hijos sean útiles en la sociedad, y que nosotros lleguemos a ser lo mejor de los mejores y seamos admirados por los demás. Todos vivimos por reglas de supervivencia como “riquezas y estatus”, “el prestigio de la familia”, “superar a los demás”, “el dinero no es nada, pero sin dinero no se puede hacer nada”. Así que nos proponemos firmemente metas que puedan traernos fama y riquezas, y tememos que algo pueda salir mal en este proceso y que no podamos conseguir nuestra felicidad.
La segunda, vivimos en nuestro propio mundo y queremos conseguirlo todo con nuestros esfuerzos. De hecho, somos insignificantes en este universo, pero nos creemos poderosos. Creemos que nuestros destinos pueden ser controlados con nuestras propias manos, simplemente aprovechando el momento y entendiendo nuestro destino podremos lograr una vida feliz paso a paso. Debido a todo esto, nos preocupamos: ¿lo podría haber hecho mejor?, ¿dejé pasar la oportunidad?.
¿Pueden estas metas que perseguimos traernos una vida feliz?
En realidad, si pensamos y observamos detenidamente, llegaremos a la siguiente conclusión: Muchas personas se esfuerzan en intentar vivir una vida feliz, pero cuando consiguen la fama, riquezas y posición social, se encuentran ellos mismos viviendo en un mundo de riquezas donde abundan las intrigas y las críticas. No son completamente felices. Muchos han cosechado fama y riquezas después de luchar la mayor parte de sus vidas, para tan sólo encontrar que en lo íntimo de sus corazones, no son del todo felices. Porque han visto que no hay justicia, y que no hay luz en este mundo- todos buscan fama y riqueza persiguiendo divertirse mundanamente y no encuentran ni una pizca de valor ni de significado en la vida. Algunas personas tienen carreras exitosas y matrimonios felices, pero en la vida real, se atormentan para obtener dinero, fama, riquezas, y una buena posición social mientras que sus relaciones interpersonales no son las adecuadas... Otros llegan a conseguir ser millonarios, pero encuentran la muerte en su juventud o llegan a suicidarse, porque las riquezas materiales no pueden llenar el vacío de nuestros corazones. Así que , vemos que el dinero no puede traernos felicidad. Muchas personas mayores dicen: "Ahora que hemos conseguido una buena economía y no tenemos que preocuparnos por la comida o por el vestido, siempre tenemos una sensación de vacío en nosotros. Esto nos confunde". Quizás no entiendes por qué hablan así. Ya que han trabajado duro para conseguir una vida económicamente buena, deberían ser felices. Pero, ¿cómo es esto?.
En realidad, las palabras del rey Salomón en la Biblia nos han dado la respuesta. Él dijo: "He visto todas las obras que se han hecho bajo el sol, y he aquí, todo es vanidad y correr tras el viento" (Eclesiastés 1:14). Esto muestra que una vida rica, y la fama y la ganancia no pueden brindarnos felicidad; solo pueden hacernos sentir un creciente vacío.
¿Cómo podemos deshacernos de nuestras preocupaciones y vivir una vida feliz?
La verdad es que la verdadera felicidad proviene de Dios y sólo Él es la fuerza de nuestra felicidad. Solamente obedeciendo la soberanía de Dios y llevando una vida de acuerdo con Sus mandamientos, podemos tener verdadera felicidad. El Señor Jesús nos dijo: “Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?” “Por tanto, no os preocupéis, diciendo: '¿Qué comeremos?' o '¿qué beberemos?' o '¿con qué nos vestiremos?' Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:25-26 y 31-33).
Fuimos creados por Dios; y en el principio, para que la humanidad pudiera vivir bien, Dios creó el maravillosos Jardín del Edén para nuestros antepasados Adán y Eva y les concedió incondicionalmente todo lo que necesitaban para vivir. Vivían en Edén totalmente despreocupados y bendecidos. Abraham, tal y como está escrito en la Biblia, escuchó la voz de Dios y fue al lugar que Dios le prometió. No se preocupó de su futuro, se levantó y dejó su ciudad natal. Pudo obedecerle porque tenía verdadera fe en Dios y alababa a Dios. No se preocupó de su futuro o de su destino y no exigió nada extravagante a Dios. Vivió una vida de bendición porque adoraba a Dios. Además también tenemos el ejemplo de Job, un personaje en la Biblia que nos es familiar, vivió toda su vida buscando conocer a Dios en la Creación de todas las cosas y le alababa, de tal manera que fue bendecido por Dios y llegó a ser rico. Cuando se le despojó de todo, no se quejó a Dios ni le malinterpretó, tampoco se preocupó de su vida futura porque conocía que toda su vida estaba en las manos de Dios. Cuando obedeció absolutamente y además ofreció alabanzas a Dios, fue cuando obtuvo doble bendición y además su vida fue prolongada llegando a morir lleno de días. Las palabras del Señor Jesús nos hacen entender que en nuestra vida, si somos capaces de practicar las palabras del Señor, seguir Su camino, perseguir la verdad para ganar vida, temer a Dios y huir de la maldad, obtendremos las bendiciones de Dios y la salvación y estaremos cualificados para entrar en el Reino de los Cielos. Sólo cuando amamos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente, y con toda nuestra alma, sólo cuando nuestra postura es la de una vida de obediencia, y sólo cuando recibimos todo lo que Dios ha preparado para nosotros y buscamos conocer a Dios a través de esto, podremos vivir una vida verdaderamente feliz.
Finalmente, déjame compartir contigo este pasaje de un libro: “Porque uno ve que cuando no comprende el destino, cuando no entiende la soberanía de Dios, cuando anda a tientas voluntariamente, tambaleándose y cayendo, a través de la niebla, el viaje es demasiado difícil, demasiado descorazonador […] Cuando uno no tiene a Dios, cuando no puede verlo, cuando no puede reconocer claramente la soberanía de Dios, cada día carece de sentido, es vano, miserable. Allí donde uno esté, cualquiera que sea su trabajo, sus medios de vida y la persecución de sus objetivos no le traen otra cosa que una angustia infinita y un sufrimiento que no se pueden aliviar, de forma que uno no puede soportar mirar atrás. Sólo cuando uno acepta la soberanía del Creador, se somete a Sus orquestaciones y arreglos, y busca la verdadera vida humana, se librará gradualmente de toda angustia y sufrimiento, se deshará de todo el vacío de la vida”.
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.
Fuente del artículo: Estudiar la Biblia
Leer más La palabra de Dios : "Como las personas no reconocen las orquestaciones y la soberanía de Dios, siempre afrontan el destino desafiantemente, con una actitud rebelde, y siempre quieren desechar la autoridad y la soberanía de Dios y las cosas que el destino les tiene guardadas, esperando en vano cambiar sus circunstancias actuales y alterar su destino. Pero nunca pueden tener éxito; se ven frustrados a cada paso. Esta lucha, que tiene lugar en lo profundo del alma de uno, es dolorosa; el dolor es inolvidable; y, al mismo tiempo, uno está desperdiciando su vida. ¿Cuál es la causa de este dolor? ¿Es debido a la soberanía de Dios, o porque una persona nació sin suerte? Obviamente ninguna de las dos es cierta. En última instancia, es debido a las sendas que las personas toman, los caminos que eligen para vivir sus vidas. Algunas personas pueden no haberse dado cuenta de estas cosas. Pero cuando conoces realmente, cuando verdaderamente llegas a reconocer que Dios tiene soberanía sobre el destino humano, cuando entiendes realmente que todo lo que Dios ha planeado y decidido para ti es un gran beneficio, y es una gran protección, sientes que tu dolor se reduce gradualmente, y todo tu ser se queda relajado, libre, liberado. A juzgar por los estados de la mayoría de las personas, aunque en un nivel subjetivo no quieren seguir viviendo como lo hacían antes, aunque quieren alivio de su dolor, objetivamente no pueden comprender realmente el valor y el significado prácticos de la soberanía del Creador sobre el destino humano; no pueden reconocer ni someterse realmente a la misma, y mucho menos saber cómo buscar y aceptar las orquestaciones y los arreglos del Creador. Así, si las personas no pueden reconocer realmente el hecho de que el Creador tiene soberanía sobre el destino humano y sobre todas las cosas de los hombres, si no pueden someterse realmente a Su dominio, entonces será difícil para ellas no verse impulsadas y coartadas por la noción de que “el destino de uno está en sus propias manos”, será difícil para ellas deshacerse del dolor de su intensa lucha contra el destino y la autoridad del Creador, y no hace falta decir que también será difícil para ellas estar verdaderamente liberadas y libres, convertirse en personas que adoran a Dios. Existe una forma muy simple de liberarse de este estado: decir adiós a la antigua forma de vida de uno, a los anteriores objetivos en la vida, resumir y analizar el estilo de vida, la filosofía, las búsquedas, los deseos y los ideales, y compararlos después con la voluntad y las exigencias de Dios para el hombre, y ver si todos ellos son acordes con estas, si todos ellos transmiten los valores correctos de la vida, llevan a uno a un mayor entendimiento de la verdad, y le permiten vivir con humanidad y semejanza humana. Cuando investigas repetidamente y analizas cuidadosamente los diversos objetivos de la vida que las personas persiguen y sus diversas formas diferentes de vida, verás que ninguno de ellos encaja con el propósito original del Creador cuando creó a la humanidad. Todos ellos apartan a las personas de Su soberanía y Su cuidado; son todos pozos en los que la humanidad cae, y que la llevan al infierno. Después de que reconozcas esto, tu tarea es dejar de lado tu antigua visión de la vida, mantenerte alejado de diversas trampas, dejar a Dios que se haga cargo de tu vida y haga arreglos para ti, intentar someterte solamente a las orquestaciones y la dirección de Dios, no tener elección y convertirte en una persona que lo adora a Él. Esto suena fácil, pero es difícil de hacer. Algunos pueden soportar el dolor que ello conlleva, otros no. Algunos están dispuestos a obedecer, otros no. Los que no están dispuestos carecen del deseo y la determinación para hacerlo; son claramente conscientes de la soberanía de Dios, saben perfectamente bien que es Él quien planea y organiza el destino humano, pero siguen pateando y luchando, siguen sin reconciliarse con la idea de dejar sus destinos en las manos de Dios y someterse a Su soberanía y, además, están resentidos con Sus orquestaciones y Sus disposiciones. Así, habrá siempre algunas personas que quieran ver por sí mismas de lo que son capaces; quieren cambiar sus destinos con sus propias manos, o conseguir la felicidad con sus propias fuerzas, ver si pueden sobrepasar los límites de la autoridad de Dios y subir por encima de Su soberanía. Lo triste del hombre no es que busque una vida feliz ni que persiga fama y fortuna o luche contra su propio destino a través de la niebla, sino que después de haber visto la existencia del Creador, después de haber conocido la realidad de que Él tiene soberanía sobre el destino humano, siga sin enmendar sus caminos, sin poder sacar los pies del fango, y endurezca su corazón persistiendo en sus errores. Preferiría quedarse revolcándose en el barro, compitiendo obstinadamente contra la soberanía del Creador, resistiéndose a ella hasta el amargo final, sin la más mínima pizca de remordimiento, y sólo cuando yace quebrantado y sangrando decide finalmente rendirse y darse la vuelta. Esto es lo realmente triste del ser humano. Así pues, digo que aquellos que deciden someterse son sabios, y aquellos que deciden escapar son testarudos." ("La Palabra manifestada en carne")

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